IV Recordando cosas bellas de Japón en sus días de tragedia


Chuei Yagi en una lectura de poesía

Corre Kerouac


Un atardecer de otoño
estando de pie en Times Square,
acaso yo intentaba cortar en pedazos
un sueño momentáneo. 
Grandes y tristes
se cruzan los vientos de la bandera de Estados Unidos, 
y las estrellas vocean.
En medio de la animada avenida de los sueños
corre Kerouac,
Sigue su sombra una máquina de escribir, 
echa humo, habla sin parar.
¡Plaf!, se chocan los taxis amarillos.
Desde el grueso brazo de un taxista
me hace guiños la tatuada América.
Cada vez que sopla el viento cálido
la tierra se tambalea.


Oh lunático,
católico místico,
vigilante del incendio forestal del Servicio de Silvicultura...
Se derrumban las nubes de la cumbre.
Una isla optimista da un alarido,
lavada fuertemente por el río.
¿De dónde he venido caminando?,
En esta ciudad hay de todo, y no hay nada:
policías a caballo, muslitos de mujeres.
Ay, el dolor me parte la cabeza.
Kerouac corre.
Un perro corre arrastrando arcoiris y estrellas.
Los vaqueros azules huelen a sudor. 
Alegres mexicanos se desmayan.
En este continente también fluyen nubes ZEN. 
Los árboles negros susurran,
y yo me detengo en Times Square para preguntar,
qué es el arcoíris.
Oh Señor, es el aro de los pobres.
Tú, viajero de verano a otoño, 
sé un madero humilde.



Chuei Yagi [Niigata, 1941] 
Licenciado en artes de la Universidad Nihon, fue director de la revista de poesía Gendaishi Techo y la editorial Shichosha. Actualmente publica la revista Ichiban samui basho y enseña en el Colegio Femenino Universitario de Aoyama-Gakuin.

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