Darwish, la voz de la causa palestina

  

MOSCAS VERDES

El espectáculo es eso. Espada y vena.
Un soñador incapaz de ver más allá del horizonte.
Hoy es mejor que mañana, pero los muertos son los que
se renovarán y nacerán cada día,
y cuando intenten dormir, los conducirá la matanza
de su letargo hacia un sueño sin sueños. No importa
el número. Nadie pide ayuda a nadie. Las voces buscan
palabras en el desierto, y responde el eco
claro, herido: "No hay nadie". Pero alguien dice:
“El asesino tiene derecho a defender la intuición
del muerto”. Los muertos exclaman:
“La víctima tiene derecho a defender su derecho
a gritar”. Se eleva la llamada a la oración
en el tiempo de la plegaria a los
féretros uniformes: ataúdes levantados deprisa,
enterrados deprisa. No hay tiempo para
completar los ritos: otros muertos llegan
apresuradamente de otros ataques, solos
o en grupos. Una familia no deja atrás
huérfanos ni hijos muertos. El cielo es gris
plomizo, y el mar es azul grisáceo, pero
al color de la sangre lo ha eclipsado
de la cámara un enjambre de moscas verdes.

Mahmud Darwish (1943-2008)

Ramala, agosto del 2006.
Publicado en la revista Al-Karmel
Traducido del árabe:  María Luisa Prieto

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