Cementerio marino V. Punto final
Se refiere a la paradoja de Zenón sobre el movimiento y el infinito, cuando utilizó la metáfora de Aquiles y la tortuga para explicarla, y a la que alude la primera estrofa. Cementerio marino (últimas estrofas) XXI Zenón...cruel Zenón...Zenón de Elea. Me ha traspasado tu flecha alada, que vibra volando, y que no vuela nunca, su sonido me enerva, y la flecha me mata. Ah, el sol... cuya sombra de tortuga para el alma, Aquiles inmóvil a gran paso. XXII No, no...en pie. En la era sucesiva rompa mi cuerpo esta forma de pensamiento. Beba mi seno el nacimiento del viento. Un frescor por el mar exhalado llega a mi alma...Oh, poder salitroso, aprestémonos hacia la onda en la gozosa resurrección. XXIII Si, gran mar provisor de delirios, piel de pantera y clámide turbulenta de miles y miles de ídolos del sol; hidra absoluta, ebria de carne azul, que te mordisqueas la centelleante