Aburrimiento

Os cuento un chiste:
¿A que no sabes lo que hace una rata en una esquina...?
Pues esperar un rato...
Puag, qué malo!. Claro, quien no tiene nada qué hacer con el culo caza moscas.

Otra historia con moraleja:
En los tiempos de la posguerra española el hambre era la obsesiva prioridad cotidiana de mucha gente. Había un señor viudo y su hijita para quienes cómo llenar el estómago se convertía en un suplicio, una tarea harto complicada y también cuestión de supervivencia. Un día el padre descubrió un melonar con los frutos en su punto, y le dijo a su hija: "Esta noche iremos a coger unos melones. Tú te pondrás junto al camino, y si ves a alguien, pita". Le contestó la niña obediente y hambrienta: "Sí, papá". Al caer la tarde y llegar la noche, se fueron los dos hacia el huerto donde estaba el melonar, y el padre con una bolsa en la mano se fue hacia su objetivo, cuando de pronto oyó un pitido y se escondió con rapidez. Al cabo de un rato, volvió a salir y otro pitido, y otra vez más, hasta que el padre harto se fue hacia la niña, y le dijo: "No hay nadie, ¿por qué pitas?, te dije que si veías a alguien pitaras". Y la niña tranquilamente le respondió: "Te veo a ti".

Moraleja y sentencia favorita de mi padre: "Si no quieres que se sepa algo que vayas a hacer, no lo hagas".
Los peperris de Madrid pensaran que quienes vivimos en la periferia somos tontos, ¿verdad?.Da igual. Pues nos metemos un poquito con ellos y matamos al aburrimiento.
 

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