Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como poesía española

Fidelidad a un amor

Imagen
Esta imagen de ti Estabas a mi lado, y más próxima a mí que mis sentidos. Hablabas desde dentro del amor armada de su luz. Nunca palabras de amor más puras respirara. Estaba tu cabeza suavemente inclinada hacia mi; tu largo pelo y tu alegre cintura. Hablabas desde el centro del amor armada de su luz en una tarde gris de cualquier día. Memoria de tu voz y de tu cuerpo mi juventud y mis palabras sean, y esta imagen de ti me sobreviva. José Angel Valente (1929-2000)

La íntima tristeza del fascismo vencida por la vida

Imagen
       Alegría Llegué por el dolor a la alegría. Supe por el dolor, que el alma existe. Por el dolor allá en mi reino triste un misterioso sol amanecía. Era alegría la máquina fría, y el viento loco y cálido que embiste: alma que verdes primaveras viste, maravillosamente se rompía. Así la siento más. Al cielo apunto, y me responde, cuando le pregunto con dolor tras dolor para mi herida. Y mientras se ilumina mi cabeza, ruego por el que he sido en mi tristeza a las divinidades de la vida. (1947) José Hierro (1922-2002)

Después de la huida del amor.

Imagen
La distraída No estás ya aquí. Lo que veo de ti, cuerpo, es sombra y engaño. El alma tuya se fue, adonde tú irás mañana. Aún esta tarde me ofrece falsos rehenes, sonrisas vagas, ademanes lentos, un amor ya distraído. Pero tu intención de ir, te llevó adonde querías, lejos de aquí, adonde estás diciéndome: -Aquí estoy contigo. Mira. Y me señalas la ausencia. Pedro Salinas (1891-1950)

Ante la temida presencia del vacío

Imagen
         La vida Como cuando el sol enciende algún rincón de la tierra, su pobreza la redime, con risas verdes lo llena. Así tu presencia viene sobre mi existencia oscura a exaltarla, para darle esplendor, gozo, hermosura. Pero también tú te pones lo mismo que el sol, y crecen en torno mío sombras de soledad,vejez, muerte. Luis Cernuda (1902-1963)

La sencillez del poeta-monje

Imagen
                   Forma en torno La ventana me ofrece el cuadro sumo:            un trozo de enmarcada realidad que no aíslo, pero asumo            completa en la mirada. Aire libre y luz libre lucen dentro            del íntimo recinto, que delimita un silencioso centro:            rumor de fuera extinto. Esas columnas grises: puro el arco,            capitel sin empaque, brindan estilo, para que me aplaque            su lujo el cielo zarco. Se serena la hora entre estos muros,            que acogen a los días, como si fuesen ápices maduros            de nuestras energías. Pájaro en vuelo. Las ventanas            oponen sus cristales. Me edifica este patio. Sus mañanas            se me ahondan, cabales. Jorge Guillen (1893-1984)

Las cárceles del dictador Franco

Imagen
En el castillo de Luna (Fragmento) Y los años en la cárcel como un tajo dividiendo aquellos y estos momentos de buen sol primaveral son un boquete en el alma, que no puedes tapar nunca; una mina de amargura y espantosa realidad. Siete mil trescientos días uno por uno vividos con sus noches, confundidos en una sola visión, donde se juntan el hambre y el mal olor de las mantas y el frío de las madrugadas y el frío en el corazón. Ahora vuelve a la vida, y a ser libre, si es que puedes; aunque es tarde, y no te queden esperanzas por cumplir. Siempre se obstina en ser dulce, en merecer ser vivida de alguna manera mínima la vida en nuestro país. Serás uno más. Perdido, viviendo de algún trabajo deprimente y mal pagado, soñando con algo mejor que no llega. Quizás entonces comprendas que no estás solo, que nuestra España de todos se parece a una prisión. Jaime Gil de Biedma (1929-1990)

Don Manuel, el hombre de la rima fácil y poco seso

Imagen
Retrato Esta es mi cara, y ésta es mi alma: leed. Unos ojos de hastío y una boca de sed. Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe. Calaveradas, amoríos... Nada grave. Un poco de locura, un algo de poesía, una gota del vino de la melancolía. ¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador no lo he sido; ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido. Bebo por no negar mi tierra de Sevilla media docena de cañas de manzanilla. Las mujeres sin ser un tenorio, ¡eso no!-, tengo una que me quiere, y otra a quien quiero yo. Me acuso de no amar sino muy vagamente, una porción de cosas que encantan a la gente. La agilidad, el tino, la gracia, la destreza; más que la voluntad, la fuerza, la grandeza. Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero a olor helénico y puro, lo chic y lo torero. Un destello de sol y una risa oportuna amo más que las languideces de la luna. Medio gitano y medio parisino, dice el vulgo, con Montmartre y con la Macarena comulgo. Y antes que tal poeta mi de

Un desconocido trasnochador llamado Jorge Guillen

Imagen
Amanecer en Praga Madrugador en la ciudad El cielo gris y blanco de este día que acaba de nacer sin arreboles, recibe con deleite algunas luces eléctricas, las públicas, gozadas ya también por algún matutino sonriente, sensible a una magnífica sensación de acto heroico. Soledades con resto esquelético de noche afronta a paso firme el transeúnte. Insigne en la ciudad, su vencedor. Jorge Guillen (Valladolid, 1893-1984)

Palabra y color

Imagen
Bodegón con la Danza, Matisse. Museo de L´Ermitage, St. Petersburgo Luz natal (Fragmento) Entre muros y torres ved el aire: un aire de afluencias matutinas que también será ardor hasta por las penumbras y las sombras. Y quién te encerrará, movimiento del fuego. Habrás de resignarte a ser ceniza, mortuoria ceniza problemática. Mientras la Historia...¿Dónde?. Historia por mis venas y huesos, Historia en este soplo que alentándome está la frase actual. Amarillentas ruinas... y el impulso que llega de vosotros, los vivientes aún en esta pulsión que marcha sola. Sin mi, tan mía, yo. Yo, bajo mis vocablos resonantes de rutas; a través de mi propia libertad hacia lo todavía no existente, hacia tardes de una luz que espera, de un matiz que nunca vive solo. Jorge Guillén (Valladolid, 1893-1984)

Gloria Fuertes, una poeta sencilla y exquisita

Imagen
Ya ves que tontería Ya ves que tontería, me gusta escribir tu nombre. Llenar papeles con tu nombre, llenar el aire con tu nombre; decir a los niños tu nombre, escribir a mi padre muerto, y contarle que te llamas así. Me creo, que siempre que lo digo me oyes. Me creo, que da buena suerte. Voy por las calles tan contenta, y no llevo encima nada más que tu nombre. Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998)  

Algunos versos imperecederos de Jaime Gil

Imagen
Píos deseos al empezar el año Pasada ya la cumbre de la vida justo al otro lado, yo contemplo un paisaje no exento de belleza en los días de sol, aunque inhóspito en invierno. Aquí sería dulce levantar la casa que en otros climas no necesité, aprendiendo a ser casto y a estar solo: un orden de vivir es la sabiduría. Y qué estremecimiento purificado me recorrería, mientras atiendo al mundo de otro modo mejor, menos intenso. Y medito en las horas tranquilas de la noche, cuando el tiempo convida a los estudios nobles, al severo discurso de las ideologías -o la advertencia de las constelaciones en la bóveda azul... Aunque el placer del pensamiento abstracto es lo mismo que todos los placeres: reino de juventud. Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990)

Antonio Vega, la elegancia en la cultura pop

Imagen
  Pasa el otoño  Pasa el otoño en Madrid, y el color ocre se funde a gris, vuelven recuerdos de inviernos pasados junto a ti. Sentado hoy frente al mar, nada perturba la paz, Y ahora comparto contigo nuestra verdad. Y es que de hecho hasta hoy, no me ha importado nunca adonde voy; en cualquier puerto puedo recaer, ser quien sea, ser como soy. Atadas manos y pies al corazón que fui fiel, ojala me condenaran a la niñez. Pero después descubrí, que amar en libertad no era sufrir, ojala me condenaran a compartir. Y llegó la madurez, ideas claras; saber lo que quieres ser, ojala me condenaran a no volver. Quiero oír crujir las hojas al andar una vez más, porque el otoño pasa en Madrid. Quiero guardar hojas doradas hasta abril. Pasa el otoño en Madrid. Antonio Vega (Madrid, 1957-2009)

El viaje es ver

Imagen
Quetzalcoatl. Codice borbónico Quetzalcoatl (Fragmento) La ciudad contemplada desde el monte desnuda la intención secreta de sus calles, creídas al pisarlas confusión sin rumbo; así desnudó el tiempo aquellos años nuestros preliminares, aunque perdidos parecieran: su dispersión impulsó al aire la semilla, que caída en la tierra, dio luego la cosecha. Y el momento llegó cuando nos fuimos por el mar un puñado de hombres; el mundo era sin límites, igual a mi deseo. Frente al afán de ver, de ver con estos ojos que ha de cegar la muerte. Lo demás... qué valía. Mas este pensamiento a nadie dije entre mis compañeros, a quienes hostigaba la ambición de riqueza y poderío. Luis Cernuda (1902-1963)

La pura inocencia de la edad tardía

Imagen
Paraíso regado Sacude el agua a la hoja con un chorro de rumor. Alumbra el verde y le moja dentro de un fulgor. ¡Qué olor a brusca tierra inmediata!. Así me arroja y me ata lo tan soleadamente despejado, a este retiro fresquísimo que respiro con mi Adán más inocente. Jorge Guillen (1893-1984) Aunque se que no la leerá jamás, dedico esta entrada a mi padre, un agricultor vocacional amante de la naturaleza, que ayer cumplió 85 años en su paraíso más puro e inocente.

Jaime Gil y Barcelona

Imagen
Plaza Real Barcelona ja no és bona, o mi paseo solitario en primavera (fragmento) Todo fue una ilusión, envejecida como la maquinaria de sus fábricas, o como la casa en Sitges o Caldetas heredada también por el hijo mayor. Sólo montaña arriba cerca ya del castillo, de sus fosos quemados por los fusilamientos dan señales de vida los murcianos. Y yo subo despacio por las escalinatas sintiéndome observado, tropezando en las piedras donde agarran las raíces de las higueras, mientras oigo a estos chavas nacidos en el Sur hablarse en catalán, y pienso a un mismo tiempo en mi pasado y en su porvenir. Sean ellos sin más preparación que su instinto de vida, más fuertes al fin que el patrón que les paga, y que el salta-taullels que les desprecia: que la ciudad les pertenezca un día. Como les pertenece esta montaña, este despedazado anfiteatro de las nostalgias de una burguesía. Jaime Gil de Biedma (1929-1990)

El Guillén fisgón y poético a propósito de la infamia de Sánchez Dragó con sus zorritas japonesas

Imagen
Susana y los viejos Furtivos, silenciosos, tensos, avizorantes, se deslizan, escrutan; y apartando la rama alargan sus miradas hasta el lugar del drama: el choque de un desnudo con los sueños de antes. A solas y soñando, ya han sido los amantes posibles inminentes en visión de la dama. Tal desnudez real ahora los inflama, que los viejos se asoman, tímidos estudiantes. ¿Son viejos? Eso cuentan. Es cómputo oficial. En su carne se sienten, se afirman juveniles, porque lo son. Susana surge ante su deseo, que conserva un impulso cándido de caudal. Otoños hay con cimas y ráfagas de abriles. -Ah, Susana. -¡Qué horror! -Perdóname. ¡Te veo! Jorge Guillen (1893-1984)

Una vida corta y un gran legado

Imagen
La muerte de Lérmontov A los veintisiete años Un orgulloso húsar de la Guardia de Su Majestad Imperial Puede cometer la estupidez más solemne Por un quítame allá esas pajas, y morir por ello. También puede proclamar su lealtad a Pushkin, Ante el conflicto que padece la gloria nacional. Puede aceptar por ello el destierro con gallardía,              Entrar en el paisaje y el alma rusa a su antojo,                            Y templarlos hasta el infinito con su bellísima escritura, Para ser un héroe de nuestro tiempo  Ahora, En este siglo veintiuno, Como lo fue en el anterior y el de más allá.                                                                           Como lo será en el venidero. Y así el húsar venció a la Muerte. Juan M. Pueyo (Esplús, 1953)

Un angel tocado por el malditismo

Imagen
Hay restos de mi figura y ladra un perro Hay restos de mi figura y ladra un perro. Me estremece el espejo: la persona, la máscara es ya máscara de nada. Como un yelmo en la noche antigua, como una armadura sin nadie. Así es mi yo, un andrajo al que viste un nombre. Dime ahora, payo, al que llaman España, si ha valido la pena destruirme, bañando con tu inmundo esperma mi figura. Tus ángeles orinan sobre mí. San Pedro y San Rafael en una esquina comentan, mientras avanzo borracho sobre esa piedra, payo, que llaman España. Leopoldo Maria Panero (Madrid, 1948)

Isabel Campo, la fuerza del color

Imagen
            Textura Textura suave de cálido pecho, selva impenetrable del cerebro, recoveco íntimo                         aletargante. El sol ardiendo idea con idea tejiendo, un cuerpo único blandiendo la suave música de un sí eterno; tejiendo un sutil contacto preconizado al brusco encuentro del nacimiento, hallando textura suave en el movimiento de la energía del pensamiento.                                Isabel Campo Palacio (Barbastro)

Miguel Hernandez, el poeta de la República

Imagen
Miguel Hernandez en el frente Nanas de la cebolla (fragmento)  Desperté de ser niño:                                    nunca despiertes.                                    Triste llevo la boca:                                    ríete siempre.                                    Siempre en la cuna                                    defendiendo la risa                                    pluma por pluma.                                    Al octavo mes ríes                                    con cinco azahares.                                    Con cinco diminutas                                    ferocidades.                                    Con cinco dientes                                    como cinco jazmines                                    adolescentes.                                    Frontera de los besos                                    serán mañana,                                    cuando en la dentadura                                    sientas u