Una vida corta y un gran legado
La muerte de Lérmontov
A los veintisiete años
Un orgulloso húsar de la Guardia de Su Majestad Imperial
Puede cometer la estupidez más solemne
Por un quítame allá esas pajas, y morir por ello.
También puede proclamar su lealtad a Pushkin,
Ante el conflicto que padece la gloria nacional.
Puede aceptar por ello el destierro con gallardía,
Entrar en el paisaje y el alma rusa a su antojo,
Y templarlos hasta el infinito con su bellísima escritura,
Para ser un héroe de nuestro tiempo
Ahora,
En este siglo veintiuno,
Como lo fue en el anterior y el de más allá.
Como lo fue en el anterior y el de más allá.
Como lo será en el venidero.
Y así el húsar venció a la Muerte.
Juan M. Pueyo (Esplús, 1953)
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