El Guillén fisgón y poético a propósito de la infamia de Sánchez Dragó con sus zorritas japonesas
Susana y los viejos
Furtivos, silenciosos, tensos, avizorantes,
se deslizan, escrutan; y apartando la rama
alargan sus miradas hasta el lugar del drama:
el choque de un desnudo con los sueños de antes.
A solas y soñando, ya han sido los amantes
posibles inminentes en visión de la dama.
Tal desnudez real ahora los inflama,
que los viejos se asoman, tímidos estudiantes.
¿Son viejos? Eso cuentan. Es cómputo oficial.
En su carne se sienten, se afirman juveniles,
porque lo son. Susana surge ante su deseo,
que conserva un impulso cándido de caudal.
Otoños hay con cimas y ráfagas de abriles.
-Ah, Susana. -¡Qué horror! -Perdóname. ¡Te veo!
Jorge Guillen (1893-1984)
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