La heroína




La aguja y el daño hecho

Oi que llamabas
a la puerta de mi sótano.
Te amo, cariño,
pero aún puedo meterme otro más.
Oooh, el daño hecho.

Llegué a la ciudad,
y perdí a mi banda.
Vi como la aguja
atrapaba a otro hombre.
Se algo
que vosotros no comprendéis:
leche en la sangre para evitar huir.

He visto la aguja, y el daño hecho
poco a poco en cada uno de nosotros,
aunque cada pico
sea como una puesta de sol.

Neil Percival Young (Toronto, 1945)

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