Mr. Cohen, la voz judía herida
Leonard Cohen
Goebbels abandona su novela y se afilia al partido
Su último poema de amor
se rompió en la bahía,
donde rubios personajes blasfemaban,
cargando chatarra
en oxidados submarinos.
Su último poema de amor
se rompió en la bahía,
donde rubios personajes blasfemaban,
cargando chatarra
en oxidados submarinos.
Al sol
se sintió sorprendido
al notarse tan carente de deseos
como una rueda.
Más simple que el dinero
se sentó sobre un poco de sal derramada,
y se preguntó si volvería a encontrar alguna vez
las cicatrices de las farolas
úlceras de verja de hierro forjado.
se sintió sorprendido
al notarse tan carente de deseos
como una rueda.
Más simple que el dinero
se sentó sobre un poco de sal derramada,
y se preguntó si volvería a encontrar alguna vez
las cicatrices de las farolas
úlceras de verja de hierro forjado.
Recordaba perfectamente
cómo dispuso
el ataque cardíaco de su padre,
y cómo dejó a su madre
en un pozo
con la memoria en blanco por la pérdida de culpabilidad.
cómo dispuso
el ataque cardíaco de su padre,
y cómo dejó a su madre
en un pozo
con la memoria en blanco por la pérdida de culpabilidad.
Precisión bajo el sol:
los elevadores
las piezas de hierro
dispersaron a cualquiera de vosotros,
cuyo dolor hubiera dejado
igual que un silbato, que dispersa
a un equipo de hombres sudorosos.
los elevadores
las piezas de hierro
dispersaron a cualquiera de vosotros,
cuyo dolor hubiera dejado
igual que un silbato, que dispersa
a un equipo de hombres sudorosos.
Preparado para unirse al mundo;
sí, sí, dispuesto a casarse,
convencido que el dolor es cuestión de elección
de un Doctor de la Razón,
empezó a contar barcos,
y a condecorar a los hombres.
¿Amenazarán acaso los sueños
esta disciplina?.
¿Llevarán el pelo favorito los muslos favoritos
de los ganadores de apuestas de las carreras de caballos de la vida anterior
a aventureros cafés?.
esta disciplina?.
¿Llevarán el pelo favorito los muslos favoritos
de los ganadores de apuestas de las carreras de caballos de la vida anterior
a aventureros cafés?.
¡Ah, mis queridos pupilos!
¿Creéis que existe una mano
tan bestial, tan despiadada con la belleza
que pueda apagar
su religiosa luz eléctrica antidiarreica?.
Leonard Cohen (Montreal, 1934)
Versión Antonio Resines
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