Símil


Esta fotografía podría venir al pelo como un buen símil para explicar y comprendar, de modo muy gráfico, el triste estado actual de viejos pilares de la economía estatal: Repsol, Telefónica, Tabacalera y de demás; empresas básicas y sempiternamente rentables, de otra parte; heredadas con muy buena salud financiera de la época franquista, continuando ésta con las gestiones de los sucesivos gobiernos demócratas.
Tan desbordante salud le vino de perlas al Sr. Aznar, el más entusiasta vendemonopolios estatales, o sea de todos, empresas de rentabilidad segura y por siempre boyante, para solucionar una crisis coyuntural como fue la de 1993, y de paso enriquecer algún que otro amigo, además de aparecer ante el mundo como el lidiador campeón de crisis profundas, que hasta él mismo estaba profundamente convencido ser.
Ahora, cuando la petrolera navega, como siempre con firme músculo financiero, por el fangoso mar del mercado libre global al que fue lanzada, su mayor accionista, la constructora-promotora Sacyr&Vallehermoso, gobernada por esos altos ejecutivos de fina piel y cuello muy blanco, entusiastas adalides de la economía de mercado libre y salvaje y funestos gestores, tiene serios problemas de quiebra, y claro, por opción racional decide venderla a la rusa Lukoil, entonces sale el Sr. Rajoy anatemizando en su mejor estilo y tono: "El gobierno no puede permitir que Repsol caiga en manos rusas". Al actual lider de la oposición en España, antiguo alumno de esos fanáticos curas de la España fernandoséptimo, le aterra que caiga en poder de los herederos del viejo demonio comunista lenninstalingorbachov. Él debió de asistir como miembro de aquel Gobierno privatizador al debate, si es que lo hubo claro, en el Consejo de Ministros donde se decidió la venta de Repsol y su salida al mercado libre ¿no?. Pues bien, Sr. Rajoy, explique algunas cosas para que a los españoles se nos vaya de la cabeza el mensaje de la imagen que muestra esa foto; de aquello que antes fue vigor y fortaleza, hoy mustio collado: los monopolios del Estado; alúmbrenos en nuestras tinieblas a muchos españoles que recordamos hogaño con nostálgia su fortaleza de antaño en el mercado de valores mobiliarios. Supongo que su memoria también guardará a aquellas, ya muy lejanas en el tiempo, Matildes que anunciaba el gran José Luis Lopez Vazquez en la tele de nuestra adolescencia, y que, poco o mucho, todos los años repartían dividendos.

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