La pura inocencia de la edad tardía




Paraíso regado

Sacude el agua a la hoja
con un chorro de rumor.
Alumbra el verde y le moja
dentro de un fulgor. ¡Qué olor
a brusca tierra inmediata!.
Así me arroja y me ata
lo tan soleadamente
despejado, a este retiro
fresquísimo que respiro
con mi Adán más inocente.


Jorge Guillen (1893-1984)

Aunque se que no la leerá jamás, dedico esta entrada a mi padre, un agricultor vocacional amante de la naturaleza, que ayer cumplió 85 años en su paraíso más puro e inocente.

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