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El arte de la buena contemplación

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François Boucher, ¿Piensan en las uvas?, 1747 Soneto a un cuadro de Boucher El juego del yacer y la mirada entregada al aire libre en compañía, y en el mundo ser felices a porfía, al contemplar a tu hermosa amada. ¿Qué es más maravilloso que la confianza en una prosperidad compartida, al cielo azul de mayo sometida sobre verdes praderas de holganza?. Ataviada de pastora la dama, por su fervor parece embelesada, a lo lejos mira como una diosa, De rutinas y desvelos alejada. Su amor al amante cede gustosa, y acepta complacido sus lisonjas. Robert Walser (1878-1956)

Donne, el maestro del concepto

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Poema del amor negativo Nadie me abate tanto como aquellos que en un ojo, mejilla, labio, hacen presa; y rara vez hasta aquellos que no se remontan, nada más que para admirar virtud o mente, pues sentido e inteligencia pueden conocer, aquello que su fuego aviva . Mi amor, aunque ignorante, es más audaz. Fracase yo, cuando suspire; si he de saber, qué desearé. Si es simplemente lo perfecto, lo que expresarse no se puede sino con negativos, así es mi amor. Al todo que todos aman, yo digo no. Si quien descifrar puede aquello que desconocemos, y a nosotros conocer alcanza, enséñeme él esa nada. Este por ahora mi alivio es, y mi consuelo aún cuando no progreso; fallar no puedo. John Donne (1572-1631) Versión Juan M. Pueyo

El gran Taj Mahal y el pequeño Taj

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La tumba de Itmad-ud-Daulad, el pequeño Taj Mientras un elocuente silencio blanco adormece el imponente Taj Mahal de Shah Jahan, irradiando con su paz de siglos aquel sueño que un día abrazó la ciudad de Agra, este otro pequeño mausoleo recoge mi exhausto corazón entre los ruidos malolientes del albañal y el bullicio urbano de este siglo de gasolina, al otro lado del río Yamuna. Agra, noviembre 1980   Juan M. Pueyo (Esplús, 1953)

Otro amigo de Isherwood

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Si yo pudiera decirte El tiempo dirá tan sólo: “Ya te lo dije” . Sólo el tiempo conoce el precio que hemos de pagar; si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber. Si debiéramos sollozar cuando los payasos hacen su número. Si debiéramos tropezar cuando tocan los músicos; el tiempo diría tan sólo: “Ya te lo dije” . No obstante, no hay fortunas que predecir, porque te amo más de lo que puedo expresar; si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber. Los vientos deben venir de alguna parte cuando soplan, y también debe haber razones por las que las hojas se pudren; el tiempo diría tan sólo: “Ya te lo dije” . Tal vez las rosas realmente quieren crecer. Tal vez la visión quiere en verdad permanecer; si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber. Supongamos que los leones se levantaran todos, y se fueran, y que todos los arroyos y los soldados huyeran; ¿dirá el tiempo algo que no sea: " Ya te lo dije" ?. Si yo pudiera decírtelo, te lo haría saber. W.H. Aude

Circustancias del corazón

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Desamor Me vio como se mira a través de un cristal, o del aire, o de nada. Y entonces supe, que yo no estaba allí ni en ninguna otra parte, y que ni nunca había estado, ni nunca estaría. Y que fui como quien muere en la epidemia sin identificar, y es arrojado a la fosa común. Rosario Castellanos (México DF, 1926-Tel Aviv, 1974)

El amigo de Isherwood

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W.H. Auden, Cecil Day-Lewis y Stephen Spender en una terraza de Venecia La situación humana Este YO es uno de los artificios humanos tan comunes en las llanuras grises; pero, una vez construido en carne, mi único par de ojos contiene el universo que contemplan. Su reflejada multiplicidad la contiene un cuerpo vacío en el que yo reflejo a muchos; en mi UNO. El tráfico de la calle ruge a través de mi cabeza, cual si fuesen los genitales de un Londres por nacer. Si este YO fuese destruido, y eliminada esa imagen, el mundo de alquiler que percibo desaparecería en la explosión de un juicio final hasta el confín del cielo, que es del color iris de mis ojos. Stephen Spender (1909-1995)

Lorenzo Vidal, el pacifista creador del Día Escolar por la No-Violencia y la Paz

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HE APRENDIDO A VIVIR SOLO He aprendido a vivir solo, como quien no sabe de los demás. Aprendí a vivir austero, hermano de esta tierra. He apretado muchas canciones sobre mi pecho inútil, y sé que amar es un copo trémulo, nuevo, que se dibuja para dejar una pesadumbre. He aprendido, que vivir solo es vivir errante; sin patria. Lorenzo Vidal (Santanyí, Mallorca, 1936) Extraído de la página web del autor

Neruda, el poeta más buscado en Google

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Poema 7 Inclinado en las tardes  tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera,   mi soledad que da vueltas a los brazos como un   náufrago.   Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes,   que olean como el mar a la orilla de un faro.   Solo guardas tinieblas, hembra distante y mía,   de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.   Inclinado en las tardes echo mis tristes redes,   a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.   Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas,   que centellean como mi alma cuando te amo.   Galopa la noche en su yegua sombría,   desparramando espigas azules sobre el campo. Pablo Neruda (1904-1973) (Veinte poemas de amor y una canción desesperada)

El ser humano y la Naturaleza

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Muerte Cientos de cuchillos parecen silbar en el aire de la noche. Una luna brillante ilumina la mar en calma. Hay un gato avezado, que muy cerca afila su mirada acerada. En la entrada de una madriguera asoman un hocico y unos ojos ratoniles. Hojas secas crujen y rasgan la suave brisa, es el ruido brusco y rápido que anuncia la Muerte. En el sigilo un cuchillo de la noche hizo su trabajo implacable y perfecto. Luego el gato vanidoso se relame, y ronronea satisfecho sobre la tapia; mira, pero no ve justo enfrente el azul del mar, que parece infinito. San Sebastian, verano de 2006 Juan M. Pueyo (Esplús, 1953)

Darwish, la voz de la causa palestina

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    MOSCAS VERDES El espectáculo es eso. Espada y vena. Un soñador incapaz de ver más allá del horizonte. Hoy es mejor que mañana, pero los muertos son los que se renovarán y nacerán cada día, y cuando intenten dormir, los conducirá la matanza de su letargo hacia un sueño sin sueños. No importa el número. Nadie pide ayuda a nadie. Las voces buscan palabras en el desierto, y responde el eco claro, herido: "No hay nadie" . Pero alguien dice: “El asesino tiene derecho a defender la intuición del muerto” . Los muertos exclaman: “La víctima tiene derecho a defender su derecho a gritar” . Se eleva la llamada a la oración en el tiempo de la plegaria a los féretros uniformes: ataúdes levantados deprisa, enterrados deprisa. No hay tiempo para completar los ritos: otros muertos llegan apresuradamente de otros ataques, solos o en grupos. Una familia no deja atrás huérfanos ni hijos muertos. El cielo es gris plomizo, y el mar es azul grisáceo, pero al color de la sangre lo ha eclipsado

Nuevos guerrilleros ciegos, jacobinos viejos: la revolución necesaria

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Exilio representativo (fragmento) Aprendes a rogar, a ofrecer tercamente la cruda contrición de tu pueblo a los insaciables burócratas, a los Funcionarios de la Conciencia del Mundo: miras el espejo por los huecos de sus corazones con la luz del día, si todavía estás despierto y tu boca gris de tanto murmurar. Las palabras se arremolinan como parásitos en torno a tu lengua, y hacen nidos en tu garganta. Entre la multitud siempre eres un fugitivo; no fumes, no bebas. ¿No es tu vida un arma?. Decaes envenenado por la desesperación, alanceado como un perro en una calle sin salida, y en el momento que desees romper el cráneo del día, y gritar: "Miren, mi pueblo está de pie. ¡Aquí viene la explosión madre!. ¡El poder!",... entonces habrás olvidado los silencios del lenguaje, de modo que las hormigas saldrán lentas del grito eructado por tus entrañas: guerrilleros ciegos. Breyten Breytenbach (Bonnievale, Sudáfrica, 1939) Extraído de la revista del Fest

El abrazo roto

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Sex Fiction Ballenas perfumadas paseamos cruzando el hilo de la muerte. Los heridos parecen haber roto sus ataduras, y salimos tranquilos viejos planetas rotos por paredes de noche, hacia el barco que espera. Niños muertos, cadáveres de sencilla sonrisa llueven plomo, musitan palabras que son máscaras. Ponen gafas de niebla y de té para ocultar el deseo, que informa nuestras tardes y todas nuestras noches. Hierve el agua en sus teteras, intentamos el sexo más nuevo, y dormimos en camas de siempre espacio yerto. Cocodrilo del aire, mi viejo amigo el saurio se oculta en todas las esquinas, y sólo exhibe su sonrisa en los pliegues. Por las calles vigilan enemigos de un tiempo que antes estaba vivo, y los templos dormidos se estremecen en brillos. Ametrallada la noche se descubre sin horas, y engarza en los cuerpos. Eduardo Haro Ibars (Madrid, 1948-1988)

Historia de amor frente al Muro de Berlín

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Héroes Yo, yo voy a   ser el   rey, y tu, tu  serás la   reina. Quienes dicen ruindades de nosotros no van a ningún sitio. Podemos  ganarles , y aunque sea   sólo   por   un día, podemos   ser   héroes , aunque sea   sólo   por   un día. Para ellos tu... , tu   serás la mala, y yo..., yo estaré borracho  todo el   tiempo, porque   estamos   enamorados,   y  eso  es un   hecho. Sí,   somos amantes ,   y   es que  nada   nos  separará. Podríamos  atrapar al  tiempo , aunque sea sólo por   un día, y entonces seríamos  héroes   por los siglos   de los siglos. ¿Qué quieres   decir ?... A mi me gustaría nadar como  los   delfines ,   como   delfines   pueden   nadar. Porque   nada ,...  nada   nos va a separar. Podemos   batir a quienes nos difaman  por los siglos   de los siglos. Oh,   podemos   ser héroes , aunque sea sólo por   un día. (estribillo) Yo ,...   yo   recuerdo, como de pie   junto al Muro (de Berlín) cuando las balas silbaban sobre  nuestras   cabe

De pronto emoción, ternura y gran poesía

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Madrigal de las once Desnudas han caído las once campanadas. Picotean la sombra de los árboles las gallinas pintadas, y un enjambre de abejas va rezumbando encima.                                   La mañana ha roto su collar desde la torre. En los troncos se rascan las cigarras. Por detrás de la verja del jardín resbala             quieta                         tu sombrilla blanca. Dámaso Alonso (1898-1990)

Escritos de 1963

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Señores de la guerra Vengan,   señores   de la   guerra. Ustedes   que construyen   las grandes armas. Ustedes   que construyen   los aviones   de la muerte. Ustedes   que construyen  las bombas devastadoras. Ustedes   que se escudan   tras sus muros . Ustedes   que se esconden   detrás de sus   escritorios. Sólo quiero   que sepan, que puedo   verles  más allá  de   sus   máscaras. Se   que nunca se puede   hacer   nada, pero cuando   construyen para destruir, entonces están jugando   con   mi   mundo como si fuera  su  juguete. Ustedes   ponen   una   pistola   en mi   mano, y luego cuando comienza la balacera desaparecen  de   mi vista, huyendo a toda prisa tan lejos como pueden . Al igual que   el Judas de antaño ustedes  mienten y engañan. Una   guerra   mundial  se puede ganar dicen. Y quieren   que me lo crea. Pero yo   veo   a través de  s us ojos, veo a   través de   sus   cerebros, del mismo modo que   veo   a l   agua desaparecer por   mi  retr