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Haikus

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Haikus Un viajero. Conózcase mi nombre. Todo en calma. La roca es penetrada por la voz de la cigarra. Este camino ya nadie lo recorre, salvo el crepúsculo. Sobre la rama seca un cuervo se ha posado: tarde de otoño. Un año ha pasado. Una sombra de viajero en mi cabeza. Sandalias de paja a mis pies. Matsuo Basho (Ueno, 1644- Osaka, 1694)

Música y poesía

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Allegro Después de un día negro toco a Haydn y siento un poco de calor en las manos. Las teclas obedecen. Golpean dulces martillos. El acorde es verde, vivaz y sereno. La música dice que la libertad existe y que alguien no paga el impuesto al césar. Meto las manos en mis bolsillos haydn e imito a alguien que contempla el mundo con serenidad. Izo la bandera haydn. Eso significa: "No nos rendimos, pero queremos la paz". La música es una casa de cristal en la ladera donde vuelan las piedras, ruedan las piedras. Y las piedras atraviesan la casa rodando, pero todos los cristales quedan intactos. Thomas Tranströmer (Estocolmo, 1931) Visor Poesía

La inocencia según Wallace Stevens

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  W. Stevens y su hija.                                     VIII Siempre puede haber un tiempo de inocencia. Nunca existe un lugar. Si existe un no tiempo, No es una cosa de tiempo, ni de lugar, Existiendo la idea en sí misma, sola, En su sentido contra la calamidad, no es por ello Menos real. Para el filósofo más viejo y más frío Hay, o debe haber, un tiempo de inocencia Como puro principio. Su naturaleza es su fin, Que debería ser, y no ser, a la vez, una cosa Que estimula la piedad de un hombre piadoso, Como un libro al atardecer, hermoso pero falso, Como un libro al amanecer, hermoso y verdadero. Es como algo etéreo que existe Casi como predicado. Pero existe, Existe, y es visible, es, es... Así que, entonces, esas luces no son un hechizo de luz, Un refrán caído de una nube, son inocencia. Una inocencia de la tierra y no un signo falso O un símbolo de malicia. Que participamos de ello, Yaciendo como niños en esa santidad, Como si, despiertos, yaciése

George Orwell en el Barbastro de 1937

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Portal del antiguo hospital de San Julian, 1937 Fragmentos extractos de Orwell en España (Pag. 80) (...) Barbastro, aunque muy lejos del frente, parecía desolado y castigado. Regueros de milicianos desarrahapados iban y venían por las calles para entrar en calor. En una pared medio derruida un cartel del año anterior anunciaba, que se iban a lidiar "seis magníficos toros" en tal y tal fecha. Qué tristes parecían sus borrados colores. ¿Adónde estarían en aquellos momentos los magníficos toros y toreros?. Creo que ni siquiera en Barcelona habían ya corridas de toros; no sé por qué los mejores toreros eran fascistas. Mi compañía se trasladó en camión a Siétamo y más tarde hacia el oeste, hacia Alcubierre (...) (Pag. 132) (...) Dormimos unas horas en un pajar de Monflorite, subimos a un caminón de madrugada, tomamos el tren de las cinco en Barbastro, y tras tener la suerte de empalmar con un tren rápido en Lérida, llegamos a Barcelona a las tres de la tarde del 26

Desierto sin rosas

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El Rey de Harlem (fragmento) Es la sangre que viene, que vendrá por los tejados y azoteas. Por todas partes. Para quemar la clorofila de las mujeres rubias, para gemir al pie de las camas ante el insomio de los lavabos y estrellarse en una aurora de tabaco y bajo amarillo. Hay que huir. Huir por esquinas y encerrarse en los últimos pisos, porque el tuétano del bosque penetrará por las rendijas, para dejar en vuestra carne una leve huella de eclipse y una falsa tristeza de guante desteñido y rosa química. Es por el silencio sapientísimo cuando los camareros y los cocineros y los que limpian con la lengua las heridas de los millonarios buscan al rey por las calles o en los ángulos del salitre. Un viento sur de madera oblícuo en el negro fango escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros; un viento sur que lleva colmillos, girasoles y alfabetos y una pila de Volta con avispas ahogadas. El olvido estaba expresado por tres gotas de tinta

El amasijo hecho de luna

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Humanidad hecha de palabras ¿Qué seríamos nosotros sin el mito sexual, el ensueño humano o el poema de la muerte? Castrados en un amasijo hecho de luna. La vida consiste en proposiciones acerca de la vida. El humano ensueño es una soledad donde desgarrados por los sueños  componemos  estas proposiciones por los terribles sortilegios de las derrotas, y por el miedo a descubrir qué derrotas y sueños son uno. La raza entera es un poeta que escribe las excéntricas proposiciones de su destino. Wallace Stevens (1879-1955)

El hombre de la nieve

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El hombre de la nieve Uno debe tener una mente de invierno, Al considerar la escarcha y las ramas De los pinos con nieve en costras, Frías desde hace mucho tiempo. Contemplar los enebros achuchados por el hielo, Los abetos descarnados desde el brillo lejano Por el sol de enero, y no pensar En cualquier miseria del sonido del viento, En el sonido de unas pocas hojas, ¿Cuál es el sonido de la tierra Envuelta por el mismo viento? ¿Está soplando en el mismo lugar desnudo Para el oyente que escucha desde la nieve, Y, despojado de sí mismo, contempla El despojo que no está allí, y la nada que es? Wallace Stevens (1879-1955) Trad. Juan M. Pueyo