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El futuro es sólo una ilusión

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El reloj de arena nietzcheano, o la desgracia del futuro Una vez, mientras mi pensamiento discurría atravesando la luz del día hacia los corredores de bronce del atardecer, y de ahí hacia la promesa de la oscuridad, escuché afuera la voz estresada del reloj de arena, pidiendo que alguien le diera la vuelta, y mostrara que el futuro es sólo una ilusión, que lo que queda por delante es sólo el pasado una y otra vez. Yo era demasiado joven para semejante idea, así que volvió años más tarde, como si necesitara demostrar su propio argumento. Mark Strand (Summerside, Prince Eward Islands, Canada, 1934) 

Y la poesía es un faisán, que desaparece entre la maleza...

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Me Mido A Mi Mismo Me mido a mi mismo en un árbol alto. Descubro que soy mucho más alto, porque alcanzo directamente al sol con mi ojo; y alcanzo la orilla del mar con mi oído. Aún así, no me gusta la forma en que las hormigas, entran y salen de mi sombra. Wallace Stevens (Reading, Pennsylvania, 1879- Hartford, 1955)

Buda Sakyamuni: "El dolor es inevitable"

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No Se Podía Hacer Nada El dolor estaba por todas partes. La gente en las esquinas de las calles rompía a llorar de repente. No podían evitarlo. En oscuros apartamentos, en coches estacionados, en mesas al borde de la carretera la gente lloraba. El perro junto a su dueño, el gato en el alféizar también lloraban. El rey y la reina habían muerto, y aunque tenían al príncipe, al primer ministro y a las estrellas de la gran pantalla, todo el mundo lloraba. Y el llanto seguía y seguía, y no podían detenerlo. Mark Strand (Prince Edward Islands, Canada 1934)

El verdor aguerrido del pinar

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Carretera hacia el sol Carretera hacia el sol. Día y más día sobre la palabra que cede rumbo a cierto silencio. A los ojos complace  reconocer, ahondar en lo vivido. ¿La novedad seduce con un instante?. Más seduce de nuevo la transparencia en mole de la atmósfera, el verdor aguerrido del pinar lejos, encastillado en su espesura: unas tapias aisladas tras su rústico descuido. Jorge Guillen (1893-1984)

El presente es un mapa negro

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Mapas Negros Ni la presencia de las piedras, ni el viento que aplaude, te dejará saber si has llegado, ni el mar que únicamente celebra adioses, ni las montañas, ni las ciudades en su agonía. Nada te dirá adonde estás. Cada momento es un lugar en el que nunca has estado. Puedes caminar creyendo que irradias luz a tu alrededor. ¿Y cómo podrías saberlo? El presente siempre es oscuro. Sus mapas negros salidos de la nada son sólo descripción en su lento ascenso  hacia sí mismos, su propio viaje, su vacío, la desolada, atemperada necesidad de plenitud mientras se alzan al ser, son como aliento. Y si acaso se les estudia, sólo se descubre demasiado tarde, que aquello que interesaba ya no existe. En ninguno de ellos aparece tu casa, ni tus amigos esperando tu aparición, ni están tus enemigos enumerando tus faltas. Sólo estás tú allí, diciendo hola a aquello que serás, y una hierba negra sostiene la oscuridad estelar. Mark Strand (Pr

Limando mis uñas...

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Limando mis uñas Limando mis uñas en el jardín de Buda. Tres metros detrás de mi como lenta, inquieta agua, el rumor del tráfico crece y decrece, Un zendo medio caído atraviesa la alheña, concha segura. Como los últimos ojos del tigre, un mañanero rocío de cristal y oro inunda el césped. Entre la mirada del Buda y el cobertizo una fila india de hormigas. La abrupta llegada del petirrojo y el polen desprendido. Hoy todo se hace uno con el todo. El viento barre las hojas y nos envuelve. La luz se abandona a la sombra, la sombra a la luz. Charles Wright (Tenneesee, 1935)

Las vacas arden como letras de periódicos

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El cuarto Es una vieja historia como acontece alguna vez en invierno. Quien la oye se duerme. Las puertas de la infelicidad se abren, y la desdicha entra en el cuarto. Muerte al amanecer. Muerte al anochecer. Sus alas de madera abanican el aire, y grita el mundo su leche desnatada en sombras. Tenemos necesidad de finales sorpresivos: el verde prado donde las vacas arden como letras de periódico, donde los campesinos descansan mirando, donde nada, cuando sucede, es demasiado terrible. Mark Strand (1934, Prince Edward Island, Canada)