Las vacas arden como letras de periódicos
El cuarto
Es una vieja historia
como acontece alguna vez en invierno.
Quien la oye se duerme.
Las puertas de la infelicidad se abren,
y la desdicha entra en el cuarto.
Muerte al amanecer.
Muerte al anochecer.
Sus alas de madera abanican el aire,
y grita el mundo su leche desnatada en sombras.
Tenemos necesidad de finales sorpresivos: el verde prado
donde las vacas arden como letras de periódico,
donde los campesinos descansan mirando,
donde nada, cuando sucede, es demasiado terrible.
Mark Strand (1934, Prince Edward Island, Canada)
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