Esta fotografía podría venir al pelo como un buen símil para explicar y comprendar, de modo muy gráfico, el triste estado actual de viejos pilares de la economía estatal: Repsol, Telefónica, Tabacalera y de demás; empresas básicas y sempiternamente rentables, de otra parte; heredadas con muy buena salud financiera de la época franquista, continuando ésta con las gestiones de los sucesivos gobiernos demócratas. Tan desbordante salud le vino de perlas al Sr. Aznar, el más entusiasta vendemonopolios estatales, o sea de todos, empresas de rentabilidad segura y por siempre boyante, para solucionar una crisis coyuntural como fue la de 1993, y de paso enriquecer algún que otro amigo, además de aparecer ante el mundo como el lidiador campeón de crisis profundas, que hasta él mismo estaba profundamente convencido ser. Ahora, cuando la petrolera navega, como siempre con firme músculo financiero, por el fangoso mar del mercado libre global al que fue lanzada, su mayor accionista, la constructora-...