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Mostrando las entradas etiquetadas como europa

El Insondable Corazón

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  Autopsicografía El poeta es un fingidor. Finge tan en absoluto, Que hasta finge que es dolor, El dolor que de veras siente. Y quienes leen lo que escribe Sienten en el dolor leído, No el dolor que el poeta vive, Sino aquel que no han tenido. Y así va por su camino Distrayendo a la Razón , Ese tren sin real destino Que se llama Corazón. Fernando de Pessoa (1888-1935) Trad. Santiago Kovadloff

La Luz Del Bardo

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...Confieso que tus escritos son tales, que ni hombre ni musa pueden alabarlos suficientemente... Alma del siglo!. Aplauso, delicia, asombro de nuestra escena...Eres un monumento sin tumba, y vivirás mientras viva tu libro, y haya inteligencias para leerlo y elogios que tributar...Triunfa, Britania mía, pues tienes uno que ofrecer, a quien todas las escenas de Europa han de rendir homenaje...Que él no es de un siglo, sino de todos los tiempos. Dulce Cisne del Avon. .. Ben Johnson                                        Soneto XXV Que los que tienen en favor a sus estrellas, se jacten de honores públicos y títulos orgullosos, mientras yo, a quien la Fortuna aparta de semejantes triunfos, hallo una dicha inesperada en lo que más honro. Los favoritos de los grandes príncipes no despliegan sus bellas hojas sino como las caléndulas en presencia del sol, y en ellos mismos reposa enterrado su orgullo, pues un fruncimiento de cejas les hace perecer en plena glor

Todo Muy Cojonudamente Scotty

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Skerryvore Lighthouse, Tiree Island, Scoltland Skerryvore (*) Por amor a las palabras bellas y en memoria de aquellos parientes y compatriotas míos que se afanaron noche y día en el ventoso océano, por ponerles una estrella a los marinos, donde antaño se hallaba la espumosa guarida de focas y cormoranes; yo, sobre el dintel de esta cabaña, inscribo el nombre de una resistente torre. Robert Louis Stevenson (1850-1894) Trad. Javier Marías (*) Skerryvore es el nombre de un faro diseñado por Alan Stevenson, tio de Louis, sobre las rocas llamadas Skerryvore, a unas 12 millas hacia el Atlántico de la isla de Tiree en Argyllshire, Scotland.

Un Profesional De La Poesía En El Siglo XIV

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A los amores de una mora Quien de linda se enamora atender debe perdón en caso que sea mora. El amor e la ventura me ficieron ir mirar muy graciosa criatura del linage de Agar; quien fablare verdat pura, bien puede decir que non tiene talle de pastora. Linda rosa muy suave vi plantada en un vergel, puesta so secreta llave de la linia de Ysmael: aunque sea cosa grave, con todo mi corazón la recibo por señora. Mohammad el atrevido ordenó que fuese tal, de aseo noble, complido, albos pechos de cristal: de alabasto muy broñido debió ser con grant razón lo que cubre su alcandora. Diole tanta fermosura que no lo non puedo decir; cuantos miran su figura todos la aman servir. Con lindeza e apostura vence a todas cuantas son de alcurnia allí donde mora. Non sé ombre tan guardado que viese su resplandor, que non fuese conquistado en un punto de su amor. Por haber tal regalo, yo expondría la mi alma pecadora. Alfonso Alvarez de Villasandino (Roman

Querer Es Dar

Rastreo por mis lindes (fragmento) Tendré que aceptar que me reprochen Que aún hoy siga queriendo creer sin desdecirme Que es posible tener lo que no se ha tomado Que el verdadero don llega sin merecerlo Que toda gracia es gratis Que en el instante en que alguien Logra poseer algo En ese mismo instante lo ha perdido Y sólo si en verdad nada poseo Puede todo ser mío. Y tendré que aceptar también que me reprochen Hacer mi casa y no tenerla Llamar mía a la casa que levanto Adondequiera que llego Y no a la que he pagado y conquistado Regalar mi palabra a quien la quiera Sin pedir más que eso que todo gesto pide Que toda entrega pide que toda vida pide Sin pedir más que amor. Tomás Segovia (Valencia, 1927-México 2011) Tomás Segovia murió el lunes 7 de Noviembre de 2011 en México adonde llegó como como niño exiliado de la guerra incivil del 36. En la España republicana se van extinguiendo luces. Extraído del blog: http://tomassegovia2.blogspot.com/

Aquí Se Perdió Granada...

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Romance del rey moro que perdió Alhama (Año1492) Paseábase el rey moro por la ciudad de Granada, desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla: -Ay, de mi Alhama... Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada; las cartas echó en el fuego, y al mensajero matara: -Ay, de mi Alhama... Descabalga de la mula, y en un caballo cabalga, por el Zacatín arriba subido se había al Alhambra: -Ay, de mi Alhama... Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba que se toquen sus trompetas y sus añafiles de plata: -Ay, de mi Alhama... Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma, porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada: -Ay, de mi Alhama... Los  moros que el son oyeron que al sangriento Marte llama, uno a uno y dos a dos juntado se ha la gran batalla: -Ay, de mi Alhama... Allí habló un viejo moro, y de esta manera hablara: -Para qué nos llamas, rey,   para qué es esta llamada: -Ay, de mi Alhama...   Habéis de saber, amigos

Una De Mitos y Leyendas

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Romance de Lanzarote Tres hijuelos había el rey, tres hijuelos que no más; por enojo que hubo de ellos, todos maldito los ha. El uno se tornó ciervo, el otro se tornó can, y el otro se tornó moro que pasó las aguas del mar. Andábase Lanzarote entre las damas holgando, grandes voces dio la una: -Caballero, estad parado; si fuese la mi ventura cumplido fuese mi hado, que yo casase con vos y vos conmigo de grado, y me diésedes en arras aquel ciervo del pie blanco. -Dároslo he yo, mi señora, de corazón y de grado, si supiese yo las tierras do el ciervo era criado. Ya cabalga Lanzarote, ya cabalga y va su vía, delante de sí llevaba los sabuesos por traílla. Llegado había a una ermita, do un ermitaño había: -Dios te salve, el hombre bueno. -Buena sea tu venida;   cazador me parecéis   en los sabuesos que traéis. -Dígasme tú, el ermitaño,   tú que haces santa vida.   Ese ciervo del pie blanco   adonde hace su manida. -Quedaros aquí, mi hijo,   ha

Abenamar, Abenamar...

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Romance de Abenamar Por Guadalquivir arriba el buen rey Don Juan camina; encontrara con un moro, que Abenamar se decía. El buen rey desque vido de esta suerte le decía: - Abenamar, Abenamar, moro de la morería, hijo eres de perro moro y de cristiana cativa. Tu padre llaman Alí y a tu madre Catalaina. Cuando naciste estaba la luna crecida, y la mar estaba crecida, viento no la rebullía. Moro que en tal signo nace no debe decir jamás mentira. Preso tengo un hijo tuyo; yo le otorgaré la vida, si me dices la verdad de lo que te preguntaría. - Yo te la diré, rey Don Juan, si tú le otorgas la vida. - Dígasmela tú, moro, que otorgada te sería. Qué castillos son aquellos, que tal alto se yerguen y relucen. -La Alhambra es, Señor, y la otra la Mezquita; los otros los Alíjares, labrados a maravilla. El moro que los labró cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra, de lo suyo las perdía; desque los tuvo labrados, el rey le quitó la vida, p

Los Hechos Como Piedras

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Las piedras Oigo caer las piedras que arrojamos transparentes como el cristal a través de los años. En el valle vuela la confusión de los actos del instante; vociferantes, de copa en copa de los árboles, que se callan en un aire más tenue que el presente, se deslizan como golondrinas desde una cima a otra de la montaña, hasta alcanzar las mesetas ulteriores junto a las fronteras del ser. Allí caen todas nuestras acciones claras como el cristal, no hacia otro fondo que el de nosotros mismos. Thomas Tranströmer (Estocolmo, 1931)

Canto A La Normalidad

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Calle de arrabal Se me quedó en lo hondo una visión tan clara, que tengo que entornar los ojos, cuando intento recordarla. A un lado hay un calvero de solares, enfrente están las casas alineadas, porque esperan que de un momento a otro la primavera pasará. Las sábanas aún goteantes penden de todas las ventanas, el viento juega con el sol en ellas, y ellos ríen del juego y de la gracia. Y hay niñas bonitas que se peinan al aire libre. Cantan los chicos de una escuela la lección. Las once dan. Por el arroyo pasa un viejo cojitranco, que empuja su carrito de naranjas. Dámaso Alonso (1898-1990)

La Perplejidad Del Poeta

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Existo Existo, en esta diminuta Galaxia existo. Respiro, escucho mi propio eco en este Universo. Me encuentro cada día a mi misma en un diminuto espacio de este gran hueco. Me encuentro a diario entre sonidos, olores y sabores. De nuevo. María Isabel Campo (Barbastro, 1959)

¿La suma de las voluntades humanas acabará con el capitalismo corrupto?...

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Extraído de la novela  La guerra y la paz  al finalizar los capítulos que dedica a la batalla de Borodino. ...Durante los quince primeros años del siglo XIX hubo un movimiento inusitado de millones de hombres por toda Europa. Abandonaron sus ocupaciones, fueron de un lado para otro a lo largo del continente; saquearon, mataron, triunfaron, y también fueron derrotados; en el tiempo que duró ese periodo, la vida habitual cambió su curso. De pronto toda esa efervescencia que daba la impresión de ir en aumento, se debilitó hasta concluir. ¿Cuál fue la causa de ese fenómeno? ¿Y cuáles sus leyes? Los historiadores contestan a esas preguntas refiriéndonos los hechos, y repitiendo los discursos pronunciados por unas decenas de hombres en cualquiera de los edificios elegantes de París, y a esas acciones y a esos discursos llaman Revolución; después nos hacen una biografía detallada de Napoleón y algún otro personaje, que le es adicto u hostil; nos hablan de su influenc

La Desesperada Soledad De Lowry En Oaxaca

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La Virgen de la Soledad de Oaxaca Muerte de un oaxaqueño Tan inmensa es la desesperación de Dios en las llanuras de cactus salvajes, que he podido escuchar su lamento. He podido aventurarme hasta donde el peón fue asesinado. Tan inmensa es la desesperación de Dios. Bajo el aire cargado de polución al mediodía y la lluvia, he podido escuchar su lamento. Y he sentido su angustia gemir buscando refugio en mi cerebro. Tan inmensa es la desesperación de Dios. Si puedes encontrarle una guarida a alguien tan pequeño y vano, he podido escuchar su lamento. Más grande que nosotros mismos, que los desiertos de Nueva España, tan inmensa es la desesperación de Dios, que he podido escuchar su lamento. Malcolm Lowry (1909-1957)

Tranströmer: un poeta exquisito

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Meditación agitada La tormenta hace girar las aspas del molino, que muele la nada en la oscuridad de la noche. Las mismas leyes te mantienen despierto. La panza del tiburón gris es tu débil lámpara. Recuerdos difusos te hunden en la profundidad del mar, y allí se petrifican junto a extrañas columnas. Tu muleta está verde de algas. Quien va hacia el mar, regresa rígido. Thomas Tranströmer (Estocolmo, 1931)

La triste ternura

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Ternura de tigre La lengua sobre todo afectuosa, áspera y cortesana en el saludo. Las zarpas de abrazar, con qué cuidado de impeler afecto o daño, a quien lo doma. La caricia con uñas, el pecho boca arriba para mostrar el corazón cautivo. La piel toda entregada, la voz ronca retozando en su jaula de colmillos. Y lo ojos enormes, de algas, sonriendo a la muerte inmediata a que fue sentenciado. Carlos Barral (1928-1989)

Premio Nobel 2011: un poeta

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En Marzo del 79 Cuando llegan de todos los lados con palabras; palabras, que no lenguaje, parto hacia la isla cubierta de nieve. Lo salvaje no tiene palabras. Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones, y entonces me encuentro con huellas de pezuñas de corzo sobre la nieve; lenguaje, que no palabras. Thomas Tranströmer (Estocolmo, 1931) Extraído de El cielo a medio hacer Trad. Roberto Mascaró. Ed. Nórdica. Madrid, 2010

Y el aro pendiente en la oreja

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Arde el mar Oh ser un capitán de quince años, viejo lobo marino, las velas desplegadas, las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas, las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo, las huelgas de los cargadores, las grúas paradas ante el                cielo de zinc, los tiroteos nocturnos en la dársena, fogonazos, un cuerpo                en las aguas con sordo estampido, el humo en los cafetines, Dick Tracy, los cristales empañados, la música zíngara, los relatos de pulpos, serpientes y ballenas, de oro enterrado y de filibusteros. Un mascarón de proa, el viejo dios Neptuno. Una dama en las Antillas ríe, y agita el abanico de nácar                 bajo los cocotero. Pere Gimferrer (Barc elona, 1945)

El buen gusto del novelista escribiendo poesía

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Amor Amor - Qué es el amor. Un grande y doliente corazón; manos atadas; y silencio; y una larga desesperanza. La vida - Qué es la vida. En un páramo desolado para ver llegar al amor, y ver marcharse al amor. &&&&&&&&&&&&& No se muy bien Yo no se muy bien cómo, pero mientras paso las cuentas de los años anteriores, las viejas risas en mi garganta se engarzan con el mismísimo gusto que las lágrimas. &&&&&&&&&&&&& Pronto mueren los amigos Pronto mueren los amigos, pronto se extingue cuanto bien queremos como oscurece el día, como se van las flores. Pronto es Diciembre, y sobre un rescoldo escuchamos solitarios, como sopla el viento. Robert Louis Stevenson ( Edimburgh, 1850-1894)

La edad de las eras y los nidos para otros *

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Aquellos tiempos Yo nací -perdonadme- en la edad de la pérgola y el tenis                                                      Jaime Gil de Biedma Como todos los días, antes de que amanezca, cojo el coche y me voy a nadar. Está lloviendo y hace frío, avanzo rodeado por la danza de otros faros tras el velo de lluvia de las calles. Llego al aparcamiento entre las pistas y las piscinas, cuando ya amanece. Bajo del coche, y veo en el suelo la pelota de tenis recubierta de suave lana y empapada de agua. Una amarilla, enorme perla sobre los adoquines que relucen, duros y barnizados por la lluvia. Me sorprende un recuerdo. Viene de los azules cielos de una miseria grisácea y afectuosa, sin pérgolas ni tenis. Qué alegría si yo hubiese encontrado esa pelota, tan suntuosa entonces para mi, tan humillada ahora por la lluvia. Mi soledad, lo mismo que la suya ha perdido hace tiempo su prestigio. Veo sobre el suelo del aparcamiento todo lo que he amado, y no podré sa

Acerca de esto me habló un amigo

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Las palabras Di y recibí amor. Esparcí el odio, y nació en mi un fuerte deseo de venganza. Abandoné la esperanza, y me estrellé ante lo detestable. Desmonté toda emoción sana, y se diluyó en mi toda pulsión sensata. Pero en medio de mis miserias forje un sueño, y fui hacia él con toda mi ignorancia a cuestas, bogando como un pez tuerto. Y siempre encontraba lo mismo: mi duda lacerante, mi mente en nebulosa, como absorta en una visión zen inconclusa. Continué vagabundeando por caminos sinuosos y canallas, erróneos casi siempre. En la torpe deriva vi la insana vanidad  de antiguos ídolos de barro ,  su ridícula pose de papel y vinilo; pude  mandarlos a todos a la puta mierda. Aunque todo eso ahora ya no importa nada. Mientras el drama inminente llamaba en mi puerta, alguien esencialmente bueno vino al rescate   de la caída libre y abismal en un a Nada  desesperante. Y fue la luz pura de las palabras, quien junto a mi voluntad, hizo el resto.