Un atardecer sobre el mar
Dejadme
Dejadme, amigos.
No valgo siquiera
lo que valen los cordones de mis zapatos.
Soltadme y dejadme caer
allí abajo,
donde yo en todo caso
he estado siempre.
No me dejéis tumbado aquí arriba
pudriéndome al aire libre,
donde una nube pueda echarme el ojo,
y hacer que quede destruido
su dorado atardecer sobre el mar,
Henrik Nordbrant (Fredericksberg, Dinamarca, 1945)
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