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Hart Crane, American Poet

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Al puente de Brooklyn Cuántos amaneceres el agitado río que en ondas descansa, las alas de las gaviotas se hundirán atravesándolo, esparciendo blancos círculos de rumor, erigiendo sobre la encadenada bahía las aguas de la libertad. Después su inclinación invisible olvida nuestros ojos, como una visión de veleros que caminan sobre alguna página del cuaderno de bitácora, hasta que los ascensores nos depositen en nuestro día... Pienso en las salas de cine, artificios panorámicos, gente embelesada ante una escena que seduce ocultando el sentido, a la que regresas siempre intuida por otros ojos en la misma pantalla. Y atraviesas el puerto a paso de plata, como si el sol caminara sobre ti, y aún así dejara algo de movimiento sin prodigarse en el tránsito: implícita vive en ti tu libertad. Desde alguna escotilla subterránea, buhardilla o celda, un demente se apresura hacia tus parapetos aturdido por momentos, el aire infla su camisa, la burla se percibe en la enmud

El ignorado albergue de unas sombras

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Barcelona, la ciudad ¡Oh, mi ciudad, Barcelona. Mi ciudad! Fugaz, contradictoria, soez, dada a la ostentación: sus calles buscan el mar como desahogo último. Los autobuses de dos pisos recorren repletos de turistas las rutas de Gaudi, y en el Barrio Gótico eres multilingüe, distinguida por tus cabarets de antaño y los cines desérticos de hoy, tiendas en traspaso por jubilación o cierre de negocio, restaurantes de menú barato, descolorida, refugio de la luz, mediterránea implacable. Cuando llueve se apagan los semáforos y las bicicletas invaden las aceras. Salen de las cloacas los fantasmas de viejos anarquistas y estudiantes jóvenes, armados con revólveres enmohecidos, descubiertos entre la niebla del pasado. Más abandonada en ciertos barrios de la periferia, maloliente, escasamente iluminada en tus noches en las que deambulan pakistaníes, rumanos, marroquíes, paraguayos, colombianos con y sin drogas, argentinos, hindúes, chinos y sus mafias misteriosas,

La danza de las palabras

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Ciégate para siempre Ciégate para siempre, también la eternidad está llena de ojos. Allí se ahoga, lo que hizo caminar las imágenes, al término que han aparecido. Allí se extingue, lo que del lenguaje también te ha retirado con un gesto, lo que dejabas iniciarse como la danza de las palabras: sólo hechos de otoño y sedas y nada. Paul Celan (1920-1970) 

Déjonos harto consuelo su memoria

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Coplas A La Muerte De Su Padre y...( 7 ) XXXIII Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero, después de tan bien servida la corona de su rey verdadero, después de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta, en la villa de Ocaña vino la Muerte a llamar a su puerta. XXXIV Diciendo: Buen caballero, dejad el mundo engañoso y su halago; vuestro corazón de acero muestre su esfuerzo famoso en este trago; y pues de vida y salud hicistéis tan poca cuenta, por la fama esfuércese la virtud para sufrir esta afrenta, que os llama. XXXV No se os haga tan amarga la batalla temerosa que esperáis, pues otra vida más larga es la fama gloriosa que acá dejáis. Aunque esta vida de honor tampoco es eternal ni verdadera, mas con todo es muy mejor que la otra temporal perecedera. XXXVI El vivir que es perdurable no se gana con estados mundanales, ni con vida delectable do moran los pecados infernales; mas los buenos religiosos g

Por méritos y ancianía bien gastada alcanzó la dignidad

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Lugar exacto en Santa María de Campo Rus donde cayó alanceado el poeta Jorge Manrique, junto al castillo de Garcimuñoz en el señorío de Villena. Coplas A La Muerte De Su Padre ( 6 ) XXVII En ventura Octaviano, Julio Cesar en vencer  y batallar, en virtud Africano, Anibal en el saber y trabajar, en bondad un Trajano, Tito en liberalidad con alegría, en su brazo Aureliano, Marco Atilio en la verdad que prometía. XXVIII Antonino Pío en clemencia, Marco Aurelio en igualdad del semblante, Adriano en elocuencia, Teodosio en humanidad y buen talante, Aurelio Alejandro fue en disciplina y rigor de la guerra, un Constantino en la fe, Camilio en el gran amor a su tierra. XXIX No dejó grandes tesoros, ni alcanzó muchas riquezas ni vajillas; mas hizo la guerra a los moros, ganando sus fortalezas y sus villas; y en las lides que venció, cuántos moros y caballos se perdieron; y en este oficio ganó las rentas y vasallos que le dieron. XXX Pues por

Maestres tan prosperados como reyes...

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  Panteón del castillo de Uclés (Cuenca) de la Orden de Santiago. Aquí está enterrado Jorge Manrique y sus padres. Coplas A La Muerte De Su Padre ( 5 ) XXI Pues aquel Condestable, maestre que conocimos tan privado, no cumple que de él se hable, mas sólo cómo lo vimos degollado. Sus infinitos tesoros, sus villas y lugares, su mandar, ¿qué le fueron si no lloros? ¿qué fueron si no pesares al dejar?. XXII Y los otros dos hermanos, maestres tan prosperados como reyes, que a grandes y medianos trajeron tan sojuzgados a sus leyes; aquella prosperidad que en tan alto fue subida y ensalzada, ¿qué fue si no claridad, que cuando más encendida fue matada?. XXIII Tantos duques excelentes, tantos marqueses y condes y barones como vimos tan potentes; di, Muerte, ¿do los escondes y traspones?. Y las sus claras hazañas que hicieron en las guerras y en las paces, cuando tú, cruda, te ensañas, con tu fuerza los aterras y deshaces. XXIV Las huestes innum

Qué Se Hicieron Las Damas Sus Tocados Y Vestidos, Sus Olores

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  Coplas A La Muerte De Su Padre (4 ) XVI ¿Que se hizo el rey Don Juan?. ¿Los infantes de Aragón, qué se hicieron?. ¿Qué fue de tanto galán, qué de tanta invención que trajeron?. ¿Fueron sino devaneos, qué fueron sino verduras de las eras, las justas y los torneos, paramentos, bordaduras y cimeras? XVII ¿Qué se hicieron las damas, sus tocados y vestidos, sus olores?. ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos de amadores?. ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían?. ¿Qué se hizo aquel danzar, aquellas ropas chapadas que traían?. XVIII Pues el otro, su heredero Don Enrique, qué poderes alcanzaba. ¡Cuán blando, cuán halaguero el mundo con sus placeres se le daba!. Mas verás cuán enemigo, cuán contrario, cuán cruel se le mostró; habiéndole sido amigo, ¡cuán poco duró con él, lo que le dio! XIX Las dádivas desmedidas, los edificios reales llenos de oro, las vajillas tan fabridas, los enriques y reales del te