Sátori en la catedral















Arcos Románicos

En el interior de la enorme iglesia románica se apretujaban
los turistas en la penumbra.
Bóveda tras bóveda y sin visión global.
Flameaban las llamas de algunas velas.
Un ángel sin rostro me abrazó,
y me susurró por todo el cuerpo:
"No te avergüences de ser persona. ¡Enorgullécete!
En tu interior se abre bóveda tras bóveda sin fin.
Nunca habrás terminado, y es lo que debe ser".
Las lágrimas me cegaban,
y alguien me sacó a la pìazza ardiente de sol
junto con Mr y Mrs Jones, el señor Tanaka y la signora Sabatini,
y en el interior de todos ellos se abría bóveda tras bóveda sin fin.

Thomas Tranströmer (Estocolmo, 1931)

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