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Ascetismo y misticismo

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Desde hace muchos me ha intrigado cúal es la razón por la que todas las religiones, desde tiempos inmemoriales, acostumbran a construir sus centros de veneración en sitios de altura, promontorios desde los que se abarca amplias vistas. Debe haber algún motivo superior, elevado, místico..., no se, tal vez facilitar la proximidad con el Ser Superior. Porque levantar edificios como el de la foto, del siglo XII o XIII, constituía poco menos que los trabajos de Hércules, ciclópeos, además de un esfuerzo y sacrificio casi inhumano. ¿ Puede pensarse acaso que aquellos crédulos cristianos medievales no expiaban pecados y desmanes mediante tan fenomenal y catártica tarea, tal cual era levantar esos edificios piedra a piedra en promontorios? Y seguramente, con una dieta muy ascética.

Muerte prematura

Siempre pensé que la vida de una persona que se trunca en la alborada de la madurez es lo más cruel que puede ocurrirle a alguien, es la tragedia más dolorosa, y la frustración más profunda acomete sin compasión a los seres queridos que rodean a esa persona; conmocionados por una sensación de desamparo, de rabia y desvalimiento: es como una rosa que comienza abrir todo su esplendor que esperas verla en su cenit, y entonces alguien la corta, o es pisoteada y destrozada, se hace un nudo en tu garganta y con impotencia concluyes que te ha sido hurtado el incipiente deleite de la visión de una belleza segura. Con furia maldices a la Muerte que se ha llevado de manera tan injusta a esa vida joven y prometedora, con desesperación y desolado, olvidando que tanto Élla como el nacimiento forman parte de la Vida. Como acertaba de pleno y con gran lirismo, la voz de aquel profundo y eterno verso de Jaime Gil:  "...e n vejecer, morir es el único argumento de la obra".  Desdichadamente, t

Se necesita toda una vida, para aprender a pintar

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SU PINTURA Fue la memoria sostenida por los años Lo que rasgó el velo de mi ignorancia. Impúdica y tenaz causa de persistentes daños Que golpean mi existir con singular virulencia. Preservaste tu belleza sin engaños Y volverte a amar fue singular experiencia; Nuestros corazones, libres ya de apaños, Fueron nutridos de pujante y renovada pasión. Me mostraste por tu natural, diáfano talento El sórdido terror a la indigencia espiritual: Tu inteligencia desplegó ante mí la verdad del Color. Mi vida huyó, arrancada al esperpento, De un fatuo vivir vacuo e insustancial.                   Qué sería de mi sueño sin el abrigo de tu calor. Extraído de la colección LA DESNUDEZ DE LOS ÁRBOLES RPI.- HU-32-07

Albañilería del siglo XI

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Aquí, el maestro de obras se olvidó del metro y la plomada.

Apuntalamiento

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¿Esta ventana fue apuntalada, de modo tan ingenioso, por su constructor medieval?

Historia de una almendrera

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Esta almendrera joven vive y seguirá viviendo, gracias a uno de esos pequeños grandes milagros que se obran diariamente en medio de la sordina de lo cotidiano. Hoy me apetece mostrar y contar la simple historia de ese árbol, que no tiene nada de extraordinario.  Luis, mi vecino en el campo, todos los años descosca su cosecha de almendras con la máquina allí en el camino y acostumbra a dejar los cascos en la espuenda junto al sembrado de ordio, y entre ellos, siempre suele queda algún fruto perdido. Hace unos tres años, o así, uno de ellos germinó y sacó un precioso brote, que el buen Luis límpió y cuidó con amoroso mimo. Ahora, aquel tierno brotecillo indefenso se ha transformado en este serio proyecto de vigoroso árbol para el futuro. Y a mi, que casi ni había reparado en su presencia hasta el otro día, verle tan lozano me hizo reflexionar y sonreir muy feliz en mi interior, aunque por encima de todo, me gustó el formidable aspecto invernal desnudo de su ropaje foliar, que tanto resal

Amanecer

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Amanecer en el valle del río Basa (Huesca)