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La inocencia según Wallace Stevens

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  W. Stevens y su hija.                                     VIII Siempre puede haber un tiempo de inocencia. Nunca existe un lugar. Si existe un no tiempo, No es una cosa de tiempo, ni de lugar, Existiendo la idea en sí misma, sola, En su sentido contra la calamidad, no es por ello Menos real. Para el filósofo más viejo y más frío Hay, o debe haber, un tiempo de inocencia Como puro principio. Su naturaleza es su fin, Que debería ser, y no ser, a la vez, una cosa Que estimula la piedad de un hombre piadoso, Como un libro al atardecer, hermoso pero falso, Como un libro al amanecer, hermoso y verdadero. Es como algo etéreo que existe Casi como predicado. Pero existe, Existe, y es visible, es, es... Así que, entonces, esas luces no son un hechizo de luz, Un refrán caído de una nube, son inocencia. Una inocencia de la tierra y no un signo falso O un símbolo de malicia. Que participamos de ello, Yaciendo como niños en esa santidad, Como si, despiertos, yaciése