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Pese a todo, Feliz Año Nuevo

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Estatua del emperador Juliano Juliano y los misterios                  (1896) Cuando en los tenebrosos, tremendos abismos de la tierra se vio inmerso escoltado por sus griegos, y contempló salir ante él  la inmaterial Aparición, por un instante el joven tuvo miedo; entonces resucitó algo en él de sus años de creyente, e hízose la señal de la cruz. Luego la Aparición se desvaneció, sus signos se perdieron, las luces se apagaron. A los griegos miró receloso el joven, y les dijo: "Habéis visto qué prodigio, queridísimos amigos. Tengo miedo. Estoy aterrorizado. Quiero irme. Veis cómo han desaparecido de súbito esos demonios, cuando hice el signo sagrado al santiguarme.". Rieron entonces los griegos a carcajadas: "Avergüénzate de decir tal cosa a nosotros, sofistas y filósofos. Cuéntaselo al obispo de Nicomedia, y a cuantos sacerdotes quieras. Los grandes dioses de la ilustre Hélade han comparecido, y se han levantado ante ti. Y si ahora se ha