Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como poesía griega

Un buen amigo en Facebook

Imagen
Él llegó para leer (1924) Él llegó para leer. Abiertos están unos cuantos libros. Historiadores y poetas. Pero apenas había leído unos diez minutos, que los dejó a un lado. Ahora duerme sobre un diván. Ama mucho los libros, pero tiene sólo veintitres años. Es hermoso. Sin embargo, esta tarde el amor atravesó su carne maravillosa, su boca. A través de la belleza total de su cuerpo pasó la fiebre de la voluptuosidad, sin remordimientos ridículos por la forma de ese placer. Constantine Petrou Cavafy (1863-1933)

Para mi gusto posiblemente el mejor poema escrito nunca

Imagen
Constantine Petrou Cavafy            Itaca Cuando salgas hacia la lejana Itaca desea con fervor que el viaje sea largo, lleno de aventuras y conocimiento. De los Laestregones y los Cyclopes, del furioso Poseidón no tengas miedo; ni repararás en ellos, si tus pensamientos permanecen en calma todo el tiempo, si manejas tus emociones y las seleccionas adecuadamente. Ni Laestregones, ni Cyclopes, ni incluso con el fiero Poseidón tropezarás jamás, si no los llevas dentro de tu alma, si no es tu alma, quien los pone frente a ti. Desea con fervor que el viaje sea largo, que sean numerosas las madrugadas de verano que, lleno de placer y deleite, lances el ancla en puertos que tus ojos nunca vieron. Te detendrás también en los populosos mercados fenicios, y harás buena provisión de la mejor mercancía: coral y madreperla; ébano y ámbar y voluptuosos perfumes de todas clases en abundantes cantidades. Entrarás en muchas ciudades del Nilo, y allí aprenderás de los q

El fatalismo griego

Imagen
El emperador Juliano en el ágora. Edward Armitage (1875) Juliano ve el desprecio "Observad ahora, el desprecio hacia los dioses que existe entre nosotros", dijo solemnemente. Desprecio. Pero qué esperaba. Organizó la religión a su antojo, escribió sobre el gran sacerdote de la Galia como quiso, y sobre otros correligionarios suyos incitándoles, dándoles instrucciones. Sus amigos no eran cristianos; tenía la certeza. Pero aún y así ellos no podían actuar como él lo hizo (criado y educado como cristiano) en un nuevo sistema religioso absurdo, tanto en su teoría como en su aplicación. Ellos eran, después de todo, griegos. Nada relevante, Augusto. Constantine Petrou Cavafy Edición de George Savidis. Princeton University Press.1992 Trad. al inglés: Edmund Keele/Philip Sherrad Trad.: Juan M. Pueyo

Juliano navega en aguas procelosas

Imagen
Juliano en Nicomedia Cosas impolíticas y peligrosas. Loas al ideal griego, magia sobrenatural, visitas a templos paganos, entusiasmo por los antiguos dioses, charlas frecuentes con Chrysanthios, especulaciones con Máximo, el astuto filósofo. Y mira lo que sucedió: Galo se halla extremadamente preocupado, Constancio se está volviendo cada vez más suspicaz, Los consejeros de Juliano no fueron prudentes. El asunto, dice Mardonio, ha ido demasiado lejos, las conversaciones suscitadas deben terminarse a toda costa. Así que Juliano fue a la iglesia de Nicomedia como lector de nuevo, y allí con profunda reverencia leyó los densos pasajes de las santas escrituras, y cada una de las maravillas de su piedad cristiana. Constantine Petrou Cavafy Edición de George Savidis. Princenton University Press. 1992 Trad. del griego al inglés: Edmund Keele/Philip Sherrad Trad. del inglés: Juan M. Pueyo

Pese a todo, Feliz Año Nuevo

Imagen
Estatua del emperador Juliano Juliano y los misterios                  (1896) Cuando en los tenebrosos, tremendos abismos de la tierra se vio inmerso escoltado por sus griegos, y contempló salir ante él  la inmaterial Aparición, por un instante el joven tuvo miedo; entonces resucitó algo en él de sus años de creyente, e hízose la señal de la cruz. Luego la Aparición se desvaneció, sus signos se perdieron, las luces se apagaron. A los griegos miró receloso el joven, y les dijo: "Habéis visto qué prodigio, queridísimos amigos. Tengo miedo. Estoy aterrorizado. Quiero irme. Veis cómo han desaparecido de súbito esos demonios, cuando hice el signo sagrado al santiguarme.". Rieron entonces los griegos a carcajadas: "Avergüénzate de decir tal cosa a nosotros, sofistas y filósofos. Cuéntaselo al obispo de Nicomedia, y a cuantos sacerdotes quieras. Los grandes dioses de la ilustre Hélade han comparecido, y se han levantado ante ti. Y si ahora se ha

La certidumbre del emperador Juliano y los antioquinos

Imagen
Moneda del emperador Juliano el Apóstata acuñada en Antioquía Ni la letra C, dicen, ni la letra K habían hecho nunca daño a la ciudad... encontraremos intérpretes...y aprenderemos que esas son la iniciales de unos nombres: la primera de Cristo y la segunda de Konstancio. Juliano, Misopogon Juliano y los antioquinos Era concebible que nunca renunciaría a su deslumbrante estilo de vida, al rango de sus placeres cotidianos, a su brillante teatro que hacía comulgar de manera armoniosa el Arte y la erótica de la carne. Inmoral hasta cierto punto, y probablemente un poco más, que con total seguridad lo era. Sin embargo, no tenía más satisfacción que su vida, que era la vida de lujo de Antioquía; deliciosamente sensual; de absoluto buen gusto. Renunciar a todo eso... y además ¿para qué? Su aire enardecido frente a los falsos dioses. Su aburrida autopromoción. Su infantil miedo al teatro. Su gracia mojigata; su ridícula barba. En verdad preferirian la letra C, o

Poesía de más de dos mil años

Imagen
Safo de Mitilene Dicen que  una tropa de carros unos Dicen que una tropa de carros unos, otros que de infantes, de naves otros es lo más hermoso en esta negra tierra; que una ama. Y es sencillo hacer que cualquiera entienda esto, pues Helena cuya belleza aventajaba a todas, a su marido alto en honores dejó, y se fue por el mar a Troya; ni de su hija ni de sus propios padres quiso ya acordarse. Ahora esto me recuerda, que mi Anatoria no está presente. De ella quisiera ver su amable andar y la luz clara de su rostro antes que carros lidios o mil guerreros llenos de armas. Safo (Mitilene, Lesbos, 650/610- 580 a.c.)

Kavafis: pasión griega

Imagen
                EL FIN DE ANTONIO                         1907 Cuando escuchó el llanto de las mujeres Que se lamentaban por su ruina. La Señora con gesto oriental y las esclavas En su griego semibárbaro.  Alzose l a fiereza del fondo de sus espíritus, La sangre itálica de Antonio se sublevó. A Ella le pareció todo tan lejano, Aquello que habían amado tan ciegamente: La vida de Alejandría abandonada para siempre. Y al Amante le dijo: “No te lamentes, no te humilles, Antes bien exalta al gran conquistador que has sido; A quien tanto poder ganó, a unque ahora sucumba.  Eso no es indigno, s ino sólo un romano vencido por otro romano” .                                                           EL DIOS ABANDONA A ANTONIO                       1911 Cuando de pronto a medianoche oigas Pasar una invisible compañía Con admirables músicas y voces, No lamentes la suerte de tus obras fracasadas, Las ilusiones de una vida que llorarías en vano. Como dispuest