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El poeta y sus palabras: el romance terminó

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El guardador de rebaños   Desde la ventana más alta de mi casa con un pañuelo blanco digo adiós a mis versos, que viajan hacia la humanidad. Y no estoy alegre ni triste, pues es el destino de los versos. Los escribí, y debo enseñárselos a todos, porque no puedo hacer lo contrario, como la flor no puede esconder el color, ni el río ocultar que corre, ni el árbol esconder sus frutos. He aquí que ya van lejos como si fuesen en la diligencia, y yo siento la pena sin quererla igual que un dolor en el cuerpo. ¿Quién sabe quién los leerá? ¿Quién sabe a qué manos irán? Flor: me cogió el destino para los ojos. Árbol: me arrancaron los frutos para las bocas. Río: el destino del agua era no quedarse en mi cauce. Me resigno, y me siento casi alegre, casi tan alegre como quien se cansa de estar triste. ¡Idos, idos de mí! Pasa el árbol, y se queda disperso por la Naturaleza. Se marchita la flor, y su polvo dura siempre. Corre el río, y entra en el mar, y el agua es

El Insondable Corazón

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  Autopsicografía El poeta es un fingidor. Finge tan en absoluto, Que hasta finge que es dolor, El dolor que de veras siente. Y quienes leen lo que escribe Sienten en el dolor leído, No el dolor que el poeta vive, Sino aquel que no han tenido. Y así va por su camino Distrayendo a la Razón , Ese tren sin real destino Que se llama Corazón. Fernando de Pessoa (1888-1935) Trad. Santiago Kovadloff

¿Deben tomarse en serio los mitos?

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El Encubierto* Qué símbolo fecundo trae la aurora ansiosa en la cruz muerta del mundo: la Vida, que es la Rosa. Qué símbolo divino trae el día pasado en la cruz, que es el destino: la Rosa, que es el Cristo. Qué símbolo final muestra el sol ya despierto en la cruz muerta y fatal: la Rosa del Encubierto. Fernando de Pessoa (1888-1935) Trad. José Antonio Llardent * Se refiere al rey Sebastian I de Portugal, nieto de Carlos V y muerto y desaparecido en 1578 durante la batalla de Alquezarquivir (Marruecos), lo que originó la leyenda mítica del sebastianismo en Portugal: el lider que retornará para sacarle de sus penurias. Parece ser que todo comenzó cuando un grupo de soldados supervivientes de la batalla, llegaron hasta Alcora buscando refugio, y para conseguir que les abriesen las puertas de la ciudad, dijeron que el rey Sebastian iba con ellos.

Los días mueren, algunos reyes abdican...

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Abdicación Tómame, oh noche eterna, en tus brazos, y llámame hijo. Yo soy un rey, que voluntariamente abandoné mi trono de ensueños y cansancios. Mi espada pesada en brazos flojos a manos viriles y calmas entregué; y mi cetro y corona rotos los dejé en la antecámara. Mi cota de malla tan inutil, mis espuelas de tan vacuo tintineo, quedaron en la fría escalinata. Me desvestí de la realeza en cuerpo y alma, y regresé a la noche antigua y serena, como el paisaje al morir el día. Fernando de Pessoa (1888-1935)

Pessoa: Antes y despues, noche; en medio, la vida

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Si después de morir quisieran escribir mi biografía, No hay nada más sencillo. Tiene sólo dos fechas: La de mi nacimiento y la de mi muerte. Entre una y otra, todos los días son míos. (Fernando Pessoa/Alberto Caeiro; Poemas Inconjuntos; Escrito entre 1913-15 LA ROSA DEL JARDIN DE ADONIS La rosa del jardín de Adonis    Es la que amo, Lidia; esa rosa efímera        Que el mismo día de su nacimiento,             En ese mismo día muere. La luz es eterna para ella,    Pues nace con el sol, y se acaba        Antes de que Apolo, pudiera incluso iniciar             Su trayectoria visible. Como ella déjanos hacer de nuestra vida un día.    Voluntariamente, Lidia, desconociendo         Que existe la noche antes y después:             El poquito que perduramos. Fernando Pessoa/Ricardo Reis (11.7.14) Versión de Rafael Diaz Borbón                        FERNANDO PESSOA (1888-1935)