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El verdor aguerrido del pinar

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Carretera hacia el sol Carretera hacia el sol. Día y más día sobre la palabra que cede rumbo a cierto silencio. A los ojos complace  reconocer, ahondar en lo vivido. ¿La novedad seduce con un instante?. Más seduce de nuevo la transparencia en mole de la atmósfera, el verdor aguerrido del pinar lejos, encastillado en su espesura: unas tapias aisladas tras su rústico descuido. Jorge Guillen (1893-1984)

El Muro Final Inapelable

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Muerte A Lo Lejos                     Je soutenais l´eclat de la mort toute pure                                                                    Paul Valery Alguna vez me angustia una certeza, y ante mí se estremece mi futuro. Acechándole está de pronto un muro del arrabal final en que tropieza la luz del campo. ¿Mas habrá tristeza si la desnuda el sol?. No, no hay apuro todavía. Lo urgente es el maduro fruto. La mano ya le descorteza. ...Y un día entre los días el más triste será. Tenderse deberá la mano sin afán. Y acatando el inminente poder, diré sin lágrimas: embiste, justa fatalidad. El muro cano va a imponerme su ley, no su accidente. Jorge Guillen (1893-1894)

Reflexión después de la lluvia

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Vuelta a empezar Está lloviendo aún de los llovidos Castaños y la gota de la hierba Compone un globo terso, que conserva La oculta libertad de los olvidos. Pájaros impacientes en los nidos Se aventuran por esa fronda aún sierva Del agua celestial. Ay, sigue acerba La tarde en los balcones prometidos. Tanto gris se demora en una pausa, Donde el mundo coincide con el tedio, Resignado a esperar que todo pase. ¡No! Del propio vacío, mientras causa Mi desazón, resurge el fiel asedio Al encanto inmortal la nueva frase. Jorge Guillen (1893-1984)

Reflexión guilleniana sobre la Historia

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Gatos de Roma Los gatos, no vagabundos pero sin dueño al sol adormecidos en calles sin aceras, o esperando una mano dadivosa tal vez por entre ruinas. Los gatos, inmortales de modo tan humilde retan al tiempo, duran atravesando las vicisitudes sin saber de la Historia que levanta edificios, o los deja abismarse entre pedazos bellos aún, ahora apoyos nobles de esas figuras: libres. Mirada fija de unos ojos verdes en soledad, en ocio y luz remota. Entrecerrados los ojos, rubia la pelambre y calma iluminada. Erguido junto a un mármol superviviente resto de columna, alguien feliz y pulcro se atusa con la pata relamida. Gatos. Frente a la Historia sensibles, serios, solos, inocentes. Jorge Guillen (1893-1984)

Un desconocido trasnochador llamado Jorge Guillen

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Amanecer en Praga Madrugador en la ciudad El cielo gris y blanco de este día que acaba de nacer sin arreboles, recibe con deleite algunas luces eléctricas, las públicas, gozadas ya también por algún matutino sonriente, sensible a una magnífica sensación de acto heroico. Soledades con resto esquelético de noche afronta a paso firme el transeúnte. Insigne en la ciudad, su vencedor. Jorge Guillen (Valladolid, 1893-1984)

Palabra y color

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Bodegón con la Danza, Matisse. Museo de L´Ermitage, St. Petersburgo Luz natal (Fragmento) Entre muros y torres ved el aire: un aire de afluencias matutinas que también será ardor hasta por las penumbras y las sombras. Y quién te encerrará, movimiento del fuego. Habrás de resignarte a ser ceniza, mortuoria ceniza problemática. Mientras la Historia...¿Dónde?. Historia por mis venas y huesos, Historia en este soplo que alentándome está la frase actual. Amarillentas ruinas... y el impulso que llega de vosotros, los vivientes aún en esta pulsión que marcha sola. Sin mi, tan mía, yo. Yo, bajo mis vocablos resonantes de rutas; a través de mi propia libertad hacia lo todavía no existente, hacia tardes de una luz que espera, de un matiz que nunca vive solo. Jorge Guillén (Valladolid, 1893-1984)

La pura inocencia de la edad tardía

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Paraíso regado Sacude el agua a la hoja con un chorro de rumor. Alumbra el verde y le moja dentro de un fulgor. ¡Qué olor a brusca tierra inmediata!. Así me arroja y me ata lo tan soleadamente despejado, a este retiro fresquísimo que respiro con mi Adán más inocente. Jorge Guillen (1893-1984) Aunque se que no la leerá jamás, dedico esta entrada a mi padre, un agricultor vocacional amante de la naturaleza, que ayer cumplió 85 años en su paraíso más puro e inocente.

El Guillén fisgón y poético a propósito de la infamia de Sánchez Dragó con sus zorritas japonesas

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Susana y los viejos Furtivos, silenciosos, tensos, avizorantes, se deslizan, escrutan; y apartando la rama alargan sus miradas hasta el lugar del drama: el choque de un desnudo con los sueños de antes. A solas y soñando, ya han sido los amantes posibles inminentes en visión de la dama. Tal desnudez real ahora los inflama, que los viejos se asoman, tímidos estudiantes. ¿Son viejos? Eso cuentan. Es cómputo oficial. En su carne se sienten, se afirman juveniles, porque lo son. Susana surge ante su deseo, que conserva un impulso cándido de caudal. Otoños hay con cimas y ráfagas de abriles. -Ah, Susana. -¡Qué horror! -Perdóname. ¡Te veo! Jorge Guillen (1893-1984)

Jorge Guillen, la más fiel tradición góngorina

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            Vuelta a empezar Está lloviendo aún de los llovidos Castaños, y la gota de la hierba Compone un globo terso, que conserva La oculta libertad de los olvidos. Pájaros impacientes en los nidos Se aventuran por esa fronda aún sierva Del agua celestial. Ay...sigue acerba La tarde en los balcones prometidos. Tanto gris se demora en una pausa, Donde el mundo coincide con el tedio, Resignado a esperar que todo pase. ¡No! Del propio vacío mientras causa Mi desazón, resurge el fiel asedio: Al encanto inmortal la nueva frase.                              Jorge Guillen (1893-1984) Para mi gusto el mejor soneto escrito en el idioma español, de todos que he alcanzado a leer hasta ahora.