El alma y el terreno
Terreno
El alma es una región sin fronteras definidas:
no es seguro que una pradera
pueda abarcarla
o que una cordillera pueda contenerla:
flota por sí misma como la masa continental,
que cuanta más altura alcanza
más profundamente extiende sus cimientos
(de modo proporcional):
no todo se da de la misma manera: hay ramificaciones:
sistemas fluviales como sombras de árboles invernales
contra las colinas: ramas, paseos, altos lagos:
pantanos plagados de lirios:
su clima es variable: inundaciones
destruyen su interior, alteran
la distribución del peso, la naturaleza del contenido;
por él se desplazan los remolinos
o giran quietos como formas aisladas: viene la luna:
hay espacios muertos: ciénagas surgidas
de sí mismas, un crecimiento hacia la destrucción
del crecimiento,
cambio de papeles,
el álamo y el roble invadidos por la turba: piedras
semipreciosas y preciosos metales de la ciénaga al pantano:
es un área de equilibrio, en verdad, estabilizada,
oscura agua salvaje, feroces anguilas, contracorrientes:
un habitat, la ecología y las formas
se necesitan mutuamente
tolerante, no del todo autodestructivas: una corteza a flote:
escoria, espuma de lo profundo y naturaleza diversa:
pero también más profundas que lo profundo: torbellino y vacío:
puede ser esférico, luz y conocimiento apenas
iris y pupila abriendose
a los oscuros métodos de la vista: vaiven,
rupturas y cicatrices,
remolinos y quietud: viene la luna: terreno.
A.R. Ammons (1926-2001)
Trad. Jeannette L. Clairond
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