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Mostrando entradas de marzo, 2012

La danza de las palabras

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Ciégate para siempre Ciégate para siempre, también la eternidad está llena de ojos. Allí se ahoga, lo que hizo caminar las imágenes, al término que han aparecido. Allí se extingue, lo que del lenguaje también te ha retirado con un gesto, lo que dejabas iniciarse como la danza de las palabras: sólo hechos de otoño y sedas y nada. Paul Celan (1920-1970) 

Déjonos harto consuelo su memoria

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Coplas A La Muerte De Su Padre y...( 7 ) XXXIII Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero, después de tan bien servida la corona de su rey verdadero, después de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta, en la villa de Ocaña vino la Muerte a llamar a su puerta. XXXIV Diciendo: Buen caballero, dejad el mundo engañoso y su halago; vuestro corazón de acero muestre su esfuerzo famoso en este trago; y pues de vida y salud hicistéis tan poca cuenta, por la fama esfuércese la virtud para sufrir esta afrenta, que os llama. XXXV No se os haga tan amarga la batalla temerosa que esperáis, pues otra vida más larga es la fama gloriosa que acá dejáis. Aunque esta vida de honor tampoco es eternal ni verdadera, mas con todo es muy mejor que la otra temporal perecedera. XXXVI El vivir que es perdurable no se gana con estados mundanales, ni con vida delectable do moran los pecados infernales; mas los buenos religiosos g

Por méritos y ancianía bien gastada alcanzó la dignidad

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Lugar exacto en Santa María de Campo Rus donde cayó alanceado el poeta Jorge Manrique, junto al castillo de Garcimuñoz en el señorío de Villena. Coplas A La Muerte De Su Padre ( 6 ) XXVII En ventura Octaviano, Julio Cesar en vencer  y batallar, en virtud Africano, Anibal en el saber y trabajar, en bondad un Trajano, Tito en liberalidad con alegría, en su brazo Aureliano, Marco Atilio en la verdad que prometía. XXVIII Antonino Pío en clemencia, Marco Aurelio en igualdad del semblante, Adriano en elocuencia, Teodosio en humanidad y buen talante, Aurelio Alejandro fue en disciplina y rigor de la guerra, un Constantino en la fe, Camilio en el gran amor a su tierra. XXIX No dejó grandes tesoros, ni alcanzó muchas riquezas ni vajillas; mas hizo la guerra a los moros, ganando sus fortalezas y sus villas; y en las lides que venció, cuántos moros y caballos se perdieron; y en este oficio ganó las rentas y vasallos que le dieron. XXX Pues por

Maestres tan prosperados como reyes...

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  Panteón del castillo de Uclés (Cuenca) de la Orden de Santiago. Aquí está enterrado Jorge Manrique y sus padres. Coplas A La Muerte De Su Padre ( 5 ) XXI Pues aquel Condestable, maestre que conocimos tan privado, no cumple que de él se hable, mas sólo cómo lo vimos degollado. Sus infinitos tesoros, sus villas y lugares, su mandar, ¿qué le fueron si no lloros? ¿qué fueron si no pesares al dejar?. XXII Y los otros dos hermanos, maestres tan prosperados como reyes, que a grandes y medianos trajeron tan sojuzgados a sus leyes; aquella prosperidad que en tan alto fue subida y ensalzada, ¿qué fue si no claridad, que cuando más encendida fue matada?. XXIII Tantos duques excelentes, tantos marqueses y condes y barones como vimos tan potentes; di, Muerte, ¿do los escondes y traspones?. Y las sus claras hazañas que hicieron en las guerras y en las paces, cuando tú, cruda, te ensañas, con tu fuerza los aterras y deshaces. XXIV Las huestes innum

Qué Se Hicieron Las Damas Sus Tocados Y Vestidos, Sus Olores

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  Coplas A La Muerte De Su Padre (4 ) XVI ¿Que se hizo el rey Don Juan?. ¿Los infantes de Aragón, qué se hicieron?. ¿Qué fue de tanto galán, qué de tanta invención que trajeron?. ¿Fueron sino devaneos, qué fueron sino verduras de las eras, las justas y los torneos, paramentos, bordaduras y cimeras? XVII ¿Qué se hicieron las damas, sus tocados y vestidos, sus olores?. ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos de amadores?. ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían?. ¿Qué se hizo aquel danzar, aquellas ropas chapadas que traían?. XVIII Pues el otro, su heredero Don Enrique, qué poderes alcanzaba. ¡Cuán blando, cuán halaguero el mundo con sus placeres se le daba!. Mas verás cuán enemigo, cuán contrario, cuán cruel se le mostró; habiéndole sido amigo, ¡cuán poco duró con él, lo que le dio! XIX Las dádivas desmedidas, los edificios reales llenos de oro, las vajillas tan fabridas, los enriques y reales del te

Desque vemos el engaño...

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  Coplas A La Muerte De Su Padre ( 3 ) XI Pero digo que acompañen y lleguen hasta la huesa con su dueño: por eso no nos engañen, pues se va la vida apriesa como sueño; y los deleites de acá en que nos deleitamos,  son temporales, y los tormentos de allá que por ellos esperamos eternales. XII Los placeres y dulzores de esta vida trabajada que tenemos, no son sino corredores, y la muerte la celada en que caemos. No mirando a nuestro daño, corremos a rienda suelta  sin parar; desque vemos el engaño, y queremos dar la vuelta, no ha lugar. XIII Si fuese en nuestro poder hacer la cara hermosa corporal, como podemos hacer al alma tan gloriosa angelical, qué diligencia tan viva tuviéramos toda hora y tan presta en componer la cautiva, dejándonos la señora descompuesta. XIV Esos reyes poderosos que vemos por escrituras ya pasadas, con casos tristes, llorosos, fueron sus buenas venturas trastornadas; así que no hay cosa fuerte que

Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos

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  Monumento a Jorge Manrique en Segura de la Sierra (Jaén) Coplas A La Muerte De Su Padre ( 2 ) VI Este mundo bueno fue si bien usásemos dél como debemos, porque según nuestra fé, es para ganar aquel que atendemos. Aún aquel Hijo de Dios para subirnos al cielo, descendió a nacer acá entre nos, y a morir en este suelo do murió. VII Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos, que en este mundo traidor aún primero miramos; las perdemos. De ellas deshace la edad, de ellas casos desastrados que acaecen, de ellas por su calidad en los más altos estados desfallecen. VII Decidme: la hermosura, la gentil frescura y tez de la cara, la color y blancura cuando viene la vejez, ¿cuál se para?. Las mañas y ligereza y la fuerza corporal de juventud, todo se torna graveza, cuando llega al arrabal de senectud. IX Pues la sangre de los godos y el linaje y la nobleza tan crecida, por cuántas vías y modos se pierde su gran alteza

Nuestras vidas son los ríos

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La versión de este espléndido poema pertenece al catálogo de la Biblioteca Virtua l Miguel de Cervantes . "Este poema merece quedar escrito en letras de oro" , dijo Lope de Vega. Particularmente pienso que debería estar esculpido en oro de cincuenta quilates en el frontispicio de la RAE. Es el más hermoso cumplido que puede imaginarse para un poema. Coplas A La Muerte De Su Padre ( I ) I Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo a nuestro parecer cualquier tiempo pasado, fue mejor. II Pues si vemos lo presente cómo en un punto es ido y acabado; si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio, pues todo ha de pasar por tal manera. III Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es

La vanidad de los asfodelos

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Planta llamada Asfodelo.- También es una parte del Hades mitológico de los griegos Dónde Está La Memoria Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor, y fueron para ti el Universo. El río innumerable de los años los ha perdido. Eres una palabra en un indice. Dieron a otros los dioses gloria interminable, inscripciones, exergos, monumentos y puntuales historiadores; de ti sólo sabemos, oscuro amigo, que oíste al ruiseñor una tarde. Entre los asfodelos de la sombra, tu vana sombra pensará que los dioses han sido avaros. Pero los días son una red de miserias triviales, ¿y no habrá mejor suerte que ser la ceniza de que está hecho el olvido? Sobre otros arrojaron los dioses la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas y acaba por ajar la rosa que venera. Contigo fueron más piadosos, hermano: en el éxtasis de un atardecer que no será noche, oyes la voz del ruiseñor de Teócrito. Jorge L

El Muro Final Inapelable

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Muerte A Lo Lejos                     Je soutenais l´eclat de la mort toute pure                                                                    Paul Valery Alguna vez me angustia una certeza, y ante mí se estremece mi futuro. Acechándole está de pronto un muro del arrabal final en que tropieza la luz del campo. ¿Mas habrá tristeza si la desnuda el sol?. No, no hay apuro todavía. Lo urgente es el maduro fruto. La mano ya le descorteza. ...Y un día entre los días el más triste será. Tenderse deberá la mano sin afán. Y acatando el inminente poder, diré sin lágrimas: embiste, justa fatalidad. El muro cano va a imponerme su ley, no su accidente. Jorge Guillen (1893-1894)