Paseos Donostiarras: El Parque de Mandas (Yo viví al lado de ese parque)



El Parque de Mandas

Pavos reales, corzos, estanques de agua muerta.
Todo municipal, mas casi con princesas.
Inmensas avenidas de invierno y de pureza,
y un temblor invisible donde el árbol se acaba,
y un secreto buscando por ese laberinto
de senderos la forma posible de un oído,
que haga ser al sonido y al leve escalofrío
de unos visillos blancos en una casa antigua,
o quizás a mi mismo cuando iba adolescente
por esas soledades, respirando amarillos
cansancios y delicias y empapado en nostalgias.

Mas de pronto, terrible, juvenil, me sentaba
en un banco, ponía mi máquina portátil
de escribir en mis muslos, rimaba, tecleaba,
tocaba en el piano de mis adoraciones
sin pensar que mis letras eran como metralla
contra el mágico parque.
Yo era tan joven, tan joven.

Gabriel Celaya (1911-1991)


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