El cura Bartolomé no se anda por las ramas




A una dama que sin beber vino, ni tener negros los dientes, le olía mal la boca. Señal de poca castidad.

Si nunca Baco y siempre fuente viva
para tus labios su licor ofrece,
y de apariencia artificial carece
esa belleza sólida y nativa,

¿de qué causa tu aliento se deriva,
que los tersos marfiles obscurece?.
Hoy huele a yema pollo, que perece
corrompido en la cáscara abortiva.

Decir que en los convites excediendo
se estraga el huelgo, como en su frecuencia
de tu rara templanza te desvíes,

no lo quiero creer, con tu licencia.
Colorada te pones y te ríes.
Mal disimulas, Filis, ya lo entiendo.



Bartolomé Leonardo de Argensola (Barbastro, 1562-Zaragoza, 1631)

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