Kavafis: pasión griega

     


          EL FIN DE ANTONIO
                       1907


Cuando escuchó el llanto de las mujeres
Que se lamentaban por su ruina.


La Señora con gesto oriental y las esclavas
En su griego semibárbaro. 


Alzose la fiereza del fondo de sus espíritus,
La sangre itálica de Antonio se sublevó.


A Ella le pareció todo tan lejano,
Aquello que habían amado tan ciegamente:
La vida de Alejandría abandonada para siempre.


Y al Amante le dijo: “No te lamentes, no te humilles,
Antes bien exalta al gran conquistador que has sido;
A quien tanto poder ganó, aunque ahora sucumba. 
Eso no es indigno, sino sólo un romano vencido por otro romano”.
                                                         


EL DIOS ABANDONA A ANTONIO
                     1911


Cuando de pronto a medianoche oigas
Pasar una invisible compañía
Con admirables músicas y voces,
No lamentes la suerte de tus obras fracasadas,
Las ilusiones de una vida que llorarías en vano.
Como dispuesto desde hace tiempo. Como un valiente
Saluda, saluda a Alejandría que se desvanece.


Y sobre todo no te engañes, nunca digas
Que fue un sueño, que los odios te confundían:
A tan vana esperanza no desciendas.


Como dispuesto desde hace tiempo. Como un valiente,
Como alguien que ha sido digno de tal ciudad,
Acércate a la ventana con firmeza,
Escucha con emoción, pero nunca
Con lamentos y quejas de cobarde.


Goza por última vez de los sones
Y la música exquisita de esa tropa divina,
Y despide, despide a Alejandría, que así pierdes.
                                                                     
            
             LA TREGUA DE NERON
                              1918


No se turbó Nerón al escuchar
el oráculo de Delfos:
"Guárdate del año setenta y tres".


¡Cuánto tiempo aún para gozar!.


Tiene treinta años. Amplio es en verdad
el periodo concedido por el dios,
para inquietarse por futuros peligros.


Ahora vuelve a Roma algo cansado,
espléndidamente fatigado, tras un viaje
cuyas jornadas fueron una continuación
de placenteros días en teatros, jardines y gimnasios;
de noches en ciudades aqueas...
y sobre todo la delicia de los cuerpos desnudos.


Así Nerón. Mientras en España Galba
secretamente dispone y adiestra a su ejército,
un anciano de setenta y tres años.


Constantine Petrou Cavafy (1863-1933)
Trad. José María Alvarez

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