La amistad de Gustave Flaubert y Maxime Du Camp



Flaubert y Du Camp eran dos jóvenes escritores que se conocieron alrededor de 1846, cuando el autor de Salambò había terminado su primera novela "Las tentaciones de San Antonio" y tras una lectura pública de ésta que duró cuatro días. Enseguida se forjó entre ellos una buena amistad. Emprendieron un viaje de dos años por Egipto y todo el Nilo, e incluso escribieron al alimón una novela que fue publicada tras la muerte de Flaubert. Du Camp escribía los capítulos pares y Flaubert los impares. A la vuelta de Egipto, Gustave Flaubert comenzó Madame Bovary y Du Camp dirigía "La revue de Paris". Tras cinco años de minuciosa y ardua elaboración, Gustave Flaubert llegó al fin de su trascendental narración; aunque para él la obra estaba inacabada, sin redondear. Mandó a su amigo Du Camp un manuscrito del borrador, y éste publicó dos capítulos en su revista, con el subsiguiente enfado de Flaubert y la ruptura de la amistad entre ambos. Du Camp veía ganancias inmediatas por el seguro éxito, y Flaubert queria terminar la novela a su gusto y bajo su concepto del acto de creación artística, que todo el mundo conoce. Se cruzarón reproches, y Flaubert le escribió con cierto romanticismo y amargura: "Por lo visto, navegamos en distinto barco: tú buscas un puerto y yo alta mar. Soy incapaz de escribir una sola frase sin haberla meditado profundamente".
Esto toda una declaración de principios honesta, definitiva y aleccionadora del gran novelista, que expresa el serio e insobornable compromiso del creador con su arte. Algo que los lectores siempre apreciamos. Creo que por encima de todo.

Conocía esta anécdota desde hace tiempo, y mirando el blog de Eduardo Berti, me he topado con con algo relacionado con esto que me ha gustado, por la franqueza con que Du Camp se manifiesta respecto a Flaubert, asi como su humildad. Me he permitido copiarlo y pegarlo aquí, porque viene al pelo para lo que os contaba:

"La obra de Du Camp se completa con un ensayo dedicado a Théophile Gautier, crónicas de viajes por Egipto u Holanda, poemas, cuentos y novelas. En sus "Souvenirs" es generoso con Gustave : «Nunca se me ocurrió exaltarme a mí mismo hasta el punto de compararme con Flaubert y nunca me he permitido disputar su superioridad», llegó a escribir. «Los autores se dividen en dos clases : aquellos para quienes la literatura es un medio, aquellos para quienes la literatura es un fin. Yo pertenezco, siempre he pertenecido, a la primera categoría»."

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