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Mostrando entradas de febrero, 2009
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´ Límite entre las comarcas de La Lítera y el Bajo Cinca, a unos kilómetros del municipios de Esplús.

Riqueza dialectal y desobediencia civil

Carta al Director de un lector en el diario Altoaragón de Huesca. (Haz click aquí para leerla) Riqueza dialectal Estoy completamente de acuerdo con mi pariente lejano, pues Naval es mi segundo apellido -la verdad, en Huesca no somos una multitud indostánica- en la defensa que hace de su derecho a expresarse, tanto en forma hablada como escrita, con la lengua que heredó de sus antepasados, ante el ansia normalizadora de gobiernos autónomos, tanto el aragonés como el catalán, verdaderamente avasalladora. La tradición narrativa oral tiene una vigencia plena muy aceptada, en el mundo literario sobre todo, en ella se inspira toda la obra de Salman Rusdhie, seguramente el narrador más influyente y reputado de todo el planeta. Aunque el "chapurreau" literano, o el "patués" de Benasque, seamos cuatro gatos quienes lo hablamos y no multitudes indostánicas, por supuesto que tenemos todo el derecho del mundo a defendernos del virus nacionalista de la "normalización",

Adherido a la vida

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DIA NO TAN MALO Hoy el día nació Lleno de todos los malos augurios Con los que puede nacer un día. Sin gestos de amor, Sin dinero, Sin nada. ¿Para qué obstinarse en una nueva ilusión?, Para nada, más desencanto, más desolación: Un día negro, negro. Tan sólo una breve conversación En la barra de un bar con alguien Hace que vuelva a desear la vida otra vez. Juan M. Pueyo (Esplús, 1953) Extraído de LA DESNUDEZ DE LOS ÁRBOLES RPI.- HU-32-07

Metáforas pedestres en la novela estadunidense

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En cierta ocasión, se me ocurrió llamar así a esas magníficas metáforas que aparecen a menudo en obras a lo largo de la historia de la narrativa de los USA, y cuyo desparpajo de todos sus autores en el uso de artilugios cotidianos, siempre me cautivó. Aquí va una bien calentita, perteneciente a la última hornada de jóvenes talentos de esa incomparable tradición narradora. Su autor es Jonathan Franzen, y está extraída de su relato, " ZONA FRÍA, una historia personal" . "Tenía una voz chillona y la sensibilidad de una regla de cálculo..." , infiere Franzen en su relato al describir a un tío. O, "Mutton era como un cebo para lubinas arrojado a un estanque donde nadie había pescado en treinta años ", señala para ilustrar la potencial bondad del tal Mutton. Hay que reconocer que son inteligentes, elegantes, rotundas, y por supuesto y sobre todo, acojonantemente buenas. Habrá que estar atentos en el futuro a la trayectoria de este joven novelista. Esta entra

Poesía para un puente

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YO ESPERO, YO ANHELO, YO EDIFICARÉ... Espectrales y confusas sombras Perfiladas por un indeseado caos Se proyectan hacia torpes laberintos Cubiertos por visiones absurdas. Por esa oscuridad, ingénuo, te deslizas, Mientras a tus oídos se va acercando el grito. Yo espero, El rumor del arroyo La emoción del silencio La pureza del olvido. Yo anhelo, El rayo del amor puro La quietud del instante, Esa ventana hacia la ingrávida paz. Yo edificaré, Un puente hacia mi verdad, El atríbuto de mi existir, La desnuda insignificancia de mi ser, también. Extraído de LA DESNUDEZ DE LOS ÁRBOLES. Colección de poemas (1985-2007) RPI.- HU-32-07 Escribí este poema a principios de los noventa; o sea, que han pasado casi veinte años. Algunas expectativas previstas se cumplieron, otras no. No puedo quejarme, aunque en ocasiones continuo transitando el puente edificado.

Ruinas de Baragüas en Arto pueblo del Bajo Serrablo (Huesca)

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Escenario de combates durante la guerra civil española de 1936. La piedra y el año que aparece corresponde a la iglesia derruída y abandonada. Las inscripciones de la entrada anterior las hallé en este edificio... lo siento, vuelve a invadirme una profunda melancolía. ¡Hasta qué punto estamos pagando los españoles la sinrazón de aquella locura! Ruinas y destrozos que tenían el inconfundible y desventurado aroma de la trágica guerra civil española del 36. Como podeis leer, aquí estuvo Mariano Sancho del Batallón 287 de Ametralladoras. Supongo que sería del Ejército Republicano, en retirada hacia Francia ante la avalancha de los fascistas sublevados. Me he llevado una gran sorpresa, pero me he sentido acongojado por una enorme tristeza durante toda la tarde, como siempre que pienso en aquel triste episodio de nuestra Historia.

Caspa vaticana en el siglo XXI

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Ratzinger se enroca en el Vaticano, todo él exhuma un olor mareante a esos papas del siglo XIX sotana casposa, mirada ladina y misa latina, una clase de curas a quienes yo durante mi infancia, allá por los años cincuenta de la anterior centuria, ayudaba en misa como monaguillo sin creermelo del todo, aunque atemorizado por las quemaduras del infierno, balbuciendo amedrentado unos latines que luego en los juegos de la calle se convertían en bromas interminables. Para Ratzinger no es ninguna broma, se toma muy en serio su rol, cuando entona el mayestático Nos y reivindica su privilegiada posición de interlocutor con las Alturas. Además, sabe que nadie le pondrá traba alguna, porque nadie puede. Se encastilla en su palacio como los papas medievales se encerraban en Sant Angelo ante la inminencia del peligro. Pero a Ratzinger nadie le amenaza, obviamente, sólo tiene miedo de si mismo ante un mundo que observa desde su ventana de la Plaza de San Pedro, frente a la sociedad y las ideas del h

Premios literarios, ansiedad por publicar y la escritura

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Desde siempre los premios literarios, esos certámenes convocados para sanerar cuentas corrientes de algunos y ávidos egos de otros, despertaron en mí suspicacia cerval y distante desdén, pues nunca me agradaron los actitudes altaneras y arrogantes de las gentes que se mueven alrededor de éllos. Como cualquier persona que se precie de aspirante a escritor de éxito, y también movido por mi vanidad y la insistencia de un círculo de personas que me aprecia, cuando terminé el borrador de mi primera historia, es decir, la primera de éllas a la cual conseguí ponerle la anhelada palabra FIN, antes de sentirme invadido por la duda y sin pensarlo dos veces, decidí gastar mis buenos euros en la copistería y oficina de correos, y la envié a uno de esos concursos. Quedó finalista junto a otras siete entre ciento veintidos... ¡y qué subidón, qué pasada, un flash de la hostia...! La verdad es que me sentía flotar, compensado sobradamente con que se me hubiese reconocido, no pensaba para nada en la ca

¿El nuevo Rusdhie?

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Un día leyendo en La Vanguardia uno de esos, lamentablemente abundantes, artículos sobre la presencia y actividad de Al Qda en los territorios de las provincias del norte de Pakistan, me topé con esta magnífica instantánea de un bazar de Peshawar, la cual servía de ilustración a la narración de corresponsal, y cuya elección puede suponerse que se debió a un mero azar. Me llamó poderosamente la atención ese chiquillo adolescente, vestido con su pijama tradicional blanco, que mientras ojea libros en un puesto de venta ante la displicencia del vendedor, levanta su mirada hacia el objetivo de la camara, mientras la gente va y viene sin reparar en nada que no sean sus propios problemas. Me dije: "Un chiquillo adolescente con un pijama y camisa, evidentes atavíos musulmanes, escrutando libros en una librería...¿acaso no pudo haber estado alguna vez en su Bombay natal un adolescente Salman Rusdhie, ojeando con arrobo y fruición las últimas novedades que traía su librero favorito, como es

Aburrimiento

Os cuento un chiste: ¿A que no sabes lo que hace una rata en una esquina...? Pues esperar un rato... Puag, qué malo!. Claro, quien no tiene nada qué hacer con el culo caza moscas. Otra historia con moraleja: En los tiempos de la posguerra española el hambre era la obsesiva prioridad cotidiana de mucha gente. Había un señor viudo y su hijita para quienes cómo llenar el estómago se convertía en un suplicio, una tarea harto complicada y también cuestión de supervivencia. Un día el padre descubrió un melonar con los frutos en su punto, y le dijo a su hija: "Esta noche iremos a coger unos melones. Tú te pondrás junto al camino, y si ves a alguien, pita". Le contestó la niña obediente y hambrienta: "Sí, papá". Al caer la tarde y llegar la noche, se fueron los dos hacia el huerto donde estaba el melonar, y el padre con una bolsa en la mano se fue hacia su objetivo, cuando de pronto oyó un pitido y se escondió con rapidez. Al cabo de un rato, volvió a salir y otro pitido, y