LA MÁSCARA


Una máscara que me arranqué del rostro antes de que se pegara a mi piel. Yo era un juguete roto en manos de mis adicciones, y ese juego casi me arrastra al desastre. Siempre escuché decir a gente sensata de mi alrededor, que una retirada a tiempo es un victoria; me convencí de que así era, que eso es cierto, y actué. Ahí está, a mi lado, la veo cada día y recuerdo quién fui. Gracias a eso estoy viviendo una auténtica primavera moscovita.

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